Inculquémosles hábitos sencillos
Los padres deben criar a sus hijos en hábitos de dominio propio y abnegación. Deben recordarles constantemente su obligación de obedecer la Palabra de Dios y de vivir con el propósito de servir a Jesús. Han de enseñar a sus hijos que es necesario vivir de acuerdo con hábitos sencillos y evitar gastos elevados en los vestidos, la alimentación, el alojamiento y los muebles. Cuando los niños son aún muy tiernos, se les debe enseñar a leer, a escribir, a comprender los números, y a llevar sus propias cuentas. Pueden avanzar paso a paso en este conocimiento. Pero ante todo, debe enseñárseles que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría.
Los hijos y el dinero
Las ideas erróneas relativas al uso del dinero exponen a los jóvenes a muchos peligros. No se les debe sostener ni suministrarles dinero como si hubiese una provisión inagotable de la cual pueden sacar para satisfacer cualquier necesidad imaginaria. Se ha de considerar al dinero como un don que Dios nos ha confiado para llevar a cabo su obra, para establecer su reino, y los jóvenes deben aprender a poner freno a sus deseos.
Lecciones respecto al valor del dinero
El dinero que los jóvenes obtengan con muy poco esfuerzo no será apreciado. Algunos tienen que ganarlo trabajando arduamente y con privaciones. Pero ¡cuánto más seguros están los jóvenes que saben exactamente de dónde proviene el dinero 150 que gastan, que saben lo que cuestan sus ropas y sus alimentos, así como lo que se requiere para comprar una casa! Hay muchas maneras por las cuales los niños pueden ganar dinero y desempeñar su parte en cuanto a llevar ofrendas a Jesús, quien dio su vida por ellos. Debe enseñárseles que el dinero que ganan no les pertenece para gastarlo según su criterio inexperto, sino que han de usarlo juiciosamente y dar con fines misioneros. No han de contentarse con recibir dinero de su padre o de su madre y ponerlo en la tesorería como ofrenda, cuando no es suyo. Deben preguntarse: "¿Daré lo que nada me cuesta?"
Los niños pueden aprender a manifestar su amor por Cristo negándose bagatelas inútiles, en cuya compra se les va mucho dinero. En toda familia debe obrarse en consecuencia. Ello requiere tacto y método, pero resultará en la mejor educación que los niños puedan recibir. Si todos los niñitos presentasen sus ofrendas al Señor, sus donativos serían como los arroyuelos que, al fluir unidos, forman un río.
El mejor legado de los padres
El mejor legado que los padres pueden dejar a sus hijos es un conocimiento del trabajo útil y el ejemplo de una vida caracterizada por la benevolencia desinteresada. Por una vida tal demuestran el verdadero valor del dinero, que debe ser apreciado únicamente por el bien que realizará al aliviar las necesidades propias y ajenas y al adelantar la causa de Dios.151
(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)
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