martes, 5 de julio de 2011

10. La Casa, su Construcción y sus Muebles *


Buena ventilación, sol y buen drenaje
En la construcción de edificios de utilidad pública o en los destinados a viviendas, urge asegurar buena ventilación y mucho sol. En cuanto sea posible, todo edificio destinado a servir de habitación humana debe construirse en paraje elevado y de fácil desagüe. Esto asegurará un solar seco. A este asunto se le suele dar muy poca atención. Con frecuencia la humedad y el aire viciado de los solares bajos y encharcados ocasionan quebrantos de salud, enfermedades graves y defunciones. En la construcción de casas es de gran importancia asegurar completa ventilación y mucho sol. Haya circulación de aire y mucha luz en cada pieza de la casa. Los dormitorios deben estar dispuestos de tal modo que el aire circule por ellos día y noche. Ningún cuarto es adecuado para servir como dormitorio a menos que pueda abrirse de par en par cada día para dar acceso al aire y a la luz del sol.

El patio de la casa
Un patio hermoseado con árboles dispersos y algunos arbustos, plantados a la debida distancia de la casa, ejerce una influencia feliz sobre la familia y, si se lo cuida, no causará perjuicio a la salud. Pero los árboles de sombra y los grupos densos de arbustos en derredor de la casa la hacen malsana, porque impiden la libre circulación del aire y el acceso a los rayos del sol.

Efecto de las bellezas naturales
A Dios le agrada lo bello. Revistió de hermosura la tierra y los cielos, y con gozo paternal se complace en ver a sus hijos 37 deleitarse en las cosas que hizo. Quiere que rodeemos nuestro hogar con la belleza de las cosas naturales. Casi todos los que viven en el campo, por muy pobres que sean, pueden tener alrededor de sus casas algo de césped, algunos árboles que den sombra, algunos arbustos lozanos y flores olorosas. Esto contribuirá a la felicidad del hogar mucho más que cualquier adorno artificial. Introducirá en la vida del hogar una influencia suavizadora y purificadora, que fortalecerá el amor a la naturaleza y atraerá a los miembros de la familia más cerca unos de otros y más cerca de Dios.

Sean los muebles sencillos
Nuestros hábitos artificiales nos privan de muchas bendiciones y de muchos goces, y nos inhabilitan para llevar la vida más útil. Los muebles complicados y costosos son un despilfarro no sólo de dinero, sino de algo mil veces más precioso. Imponen una carga de cuidados, labores y perplejidades. Amueblad vuestra casa sencillamente, con cosas que resistan al uso, que puedan limpiarse sin mucho trabajo y renovarse sin gran costo. Ejercitando vuestro gusto, podéis hacer atractivo un hogar sencillo si en él reinan el amor y el contentamiento.

Exageración en el orden y el aseo
En algunas familias hay demasiado que hacer. El aseo y el orden son esenciales para la comodidad, pero estas virtudes no deben llevarse al extremo de transformar la vida en un ciclo de incesante trabajo penoso ni hacer desdichados a los habitantes de la casa. En las viviendas de algunos a quienes estimamos mucho, existe una rígida precisión en el arreglo de los muebles y pertenencias que resulta tan desagradable como lo sería la falta de orden. La aflictiva dignidad que pesa sobre toda la casa impide que se encuentre allí el reposo que uno espera en un verdadero hogar.

El adorno de la casa
La rígida precisión que hemos mencionado como rasgo desagradable de tantos hogares no concuerda con el gran plan de 38 la naturaleza. Dios no hizo crecer las flores del campo en cuadros regulares, con bordes meticulosos, sino que las disperso como gemas en la verde pradera, y hermosean la tierra con su variedad de formas y colores. Los árboles del bosque no están en orden regular. Resulta descansado para el ojo recorrer las escenas de la naturaleza por selvas, colinas y valles, llanuras y ríos, y disfrutar de la infinita diversidad de formas y colores, así como de la belleza con que árboles, arbustos y flores, agrupados en el jardín de la naturaleza, constituyen un cuadro deleitoso. En él hallan satisfacción y placer tanto los niños como los jóvenes y los ancianos.

En cierta medida esta ley de la variedad puede cumplirse en el hogar. Debe haber en la casa una armonía apropiada de colores y conveniencia general en los muebles; pero el buen gusto no exige que cada mueble pertenezca al mismo estilo por su diseño, material o tapizado; sino que por lo contrario agrada más al ojo el que haya una variedad armoniosa.

La parte mejor de la casa, las piezas más asoleadas y atrayentes, deben ser usadas diariamente por los que viven realmente en la casa. Esto hará que el hogar resulte atractivo para sus miembros y también para los amigos que nos aprecian y benefician, como nosotros los beneficiamos a ellos. Pero sea la casa humilde o elegante, sean sus accesorios costosos o baratos, no habrá felicidad entre sus paredes a menos que el espíritu de los habitantes armonice con la voluntad divina. El contentamiento debe reinar en la familia.

La comodidad y el bienestar de los niños
No se necesitan muebles ni accesorios costosos para dejar a los niños contentos y felices en sus hogares, pero es necesario que los padres les concedan amor tierno y cuidadosa atención. No les digáis como he oído a muchas madres decir: "No hay lugar para ti aquí en la sala. No te sientes en este sofá tapizado de damasco. No queremos que te sientes en ese canapé". Y cuando van a otra pieza se les advierte: "No querernos oírte hacer ruido aquí". Si van a la cocina, la cocinera les dice: "No puedo aguantar que me molestes aquí. Vete afuera con tu ruido; me estorbas". ¿Adónde van para educarse? A la calle. 39

La bondad y el amor valen más que el lujo
Llevamos demasiadas congojas y cargas a nuestras familias, y en ellas no se aprecian lo suficiente la sencillez, la paz y la dicha. Deberíamos interesarnos menos en lo que dirá el mundo exterior y prestar más atención reflexiva a quienes forman el círculo de nuestro hogar. Entre los miembros de la familia debiera haber menos ostentación y urbanidad mundana, y mucho más amor, ternura, alegría y cortesía cristiana. Muchos necesitan aprender cómo se hace del hogar un lugar atractivo y placentero. Los corazones agradecidos y las miradas bondadosas valen más que, las riquezas y el lujo; y si hay amor, el saber contentarse con cosas sencillas comunicará felicidad al hogar.

Jesús, nuestro Redentor, anduvo en esta tierra con la dignidad de un rey; y sin embargo era manso y humilde de corazón. Era luz y bendición en todo hogar porque llevaba consigo alegría, esperanza y valor,. ¡Ojalá que estuviésemos satisfechos y que hubiese menos anhelos en nuestro corazón, menos ansia de cosas difíciles de obtener para hermosear nuestras casas mientras que no apreciamos lo que Dios estima más que las joyas, a saber un espíritu manso y sereno! La gracia de la sencillez, la mansedumbre y el afecto verdadero transformarían en paraíso la morada más humilde. Es mejor soportar con buen ánimo todo inconveniente que perder la paz y el contentamiento. 40


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

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