Dedique tiempo a sus hijos
Por lo general, el padre pierde muchas áureas oportunidades de atraer a sus hijos y de vincularlos consigo. Al volver de su trabajo a casa, debe considerar como cambio placentero el pasar algún tiempo con sus hijos.
Los padres deben descender de su falsa dignidad, negarse alguna satisfacción propia en lo que se relaciona con sus momentos de ocio, a fin de tratar con sus hijos, simpatizar con ellos en sus pequeñas dificultades, vincularlos con su propio corazón mediante fuertes lazos de amor y ejercer sobre sus mentes en desarrollo una influencia tal que sus consejos serán considerados como sagrados.
Interésese especialmente en los varones
El padre de niños varones debe tratar íntimamente con sus hijos, darles el beneficio de su experiencia mayor, y hablar con ellos con tanta sencillez y ternura, que los vincule con su corazón. Debe dejarles ver que todo el tiempo busca sus mejores intereses y su felicidad.
Edúquelos para que sean útiles
Como cabeza de su familia, el padre debe entender como ha de educar a sus hijos para que sean útiles y cumplan su deber. Tal es la obra especial de él, la que supera toda otra labor. Durante los primeros años del niño la tarea de modelar su disposición incumbe principalmente a la madre; pero ella debe sentir en todo momento que en su obra tiene la cooperación del padre. Si los negocios a los cuales se consagra él le impiden casi totalmente ser útil a su familia, debe procurar otro empleo que no le prive de dedicar algún tiempo a sus hijos. Si los descuida, resulta infiel al cometido que Dios le confió. 72
Padres, dedicad tanto tiempo como sea posible a estar con vuestros hijos. Procurad familiarizaros con sus diversas disposiciones, a fin de saber educarlos en armonía con la Palabra de Dios. Nunca debe cruzar vuestros labios una palabra de desaliento. No introduzcáis tinieblas en el hogar. Sed amables, bondadosos y afectuosos con vuestros hijos, pero no seáis insensatamente indulgentes. Dejadles llevar sus pequeñas desilusiones, como cada uno debe llevarlas. No los estimuléis a acudir a vosotros con sus quejas mezquinas de unos contra otros. Enseñadles a soportarse unos a otros y a esforzarse por conservar la confianza y el respeto mutuos.
Participe en sus trabajos y juegos
Padres, combinad el cariño con la autoridad, la bondad y la simpatía con la firme represión. Dedicad a vuestros hijos algunas de vuestras horas de ocio; intimad con ellos; asociaos con ellos en sus trabajos y juegos, y ganad su confianza. Cultivad su amistad, especialmente la de vuestros hijos varones. De este modo ejerceréis sobre ellos una poderosa influencia para el bien.73
(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)
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