viernes, 22 de julio de 2011

61. Pinceladas de la Tierra Nueva


Progresos futuros
¿Os parece que no aprenderemos nada allí? No tenemos la menor idea de lo que se abrirá entonces delante de nosotros. Con Cristo andaremos al lado de las aguas vivas. Nos revelará la hermosura y gloria de la naturaleza. Nos revelará lo que él es para nosotros, y lo que somos para él. Conoceremos entonces la verdad que no podemos conocer ahora, por causa de nuestras limitaciones finitas. El cielo es una escuela; su campo de estudio, el universo; su maestro, el Ser infinito. En el Edén fue establecida una dependencia de esta escuela y, una vez consumado el plan de redención, se reanudará la educación en la escuela del Edén.

¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio cuando se quite el velo que oscurece nuestra vista y nuestros ojos contemplen ese mundo de belleza del cual ahora tenemos vislumbres por medio del microscopio; cuando contemplemos las glorias de los cielos estudiados ahora por medio del telescopio; cuando, borrada la mancha del pecado, toda la tierra aparezca en "la hermosura de Jehová nuestro Dios"!

El conocimiento celestial será progresivo
Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos -mundos a los cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que entonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida. Con indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación 192 de las obras de Dios. Con visión clara consideran la magnificencia de la creación -soles y estrellas y sistemas planetarios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de la Divinidad. El nombre del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza de su poder.

Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter.

Ocupaciones en la tierra nueva
Allí se desarrollará toda facultad y toda aptitud aumentará. Se llevarán adelante las mayores empresas, se lograrán las más elevadas aspiraciones y se realizarán las mayores ambiciones. Y aún se levantarán nuevas alturas a las cuales llegar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que despertarán las facultades del cuerpo, la mente y el alma.

Un llamamiento a prepararse
Os ruego que os preparéis para la venida de Cristo en las nubes de los cielos. Día tras día, desechad de vuestro corazón el amor al mundo. Comprended por experiencia lo que significa tener comunión con Cristo. Preparaos para el juicio, para que cuando Cristo venga para ser admirado por todos los que creen, podáis estar entre aquellos que le recibirán en paz. En aquel día los redimidos resplandecerán en la gloria del Padre y del Hijo. Tocando sus arpas de oro, los ángeles darán la bienvenida al Rey y a los trofeos de su victoria: los que fueron lavados y emblanquecidos en la sangre del Cordero. Se elevará un canto de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo habrá vencido. Entrará en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, testimonios de que su misión de sufrimiento y sacrificio n fue en vano.


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

60. La Vida en el Hogar Edénico


El Edén será restaurado
El huerto del Edén permaneció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos. Durante mucho tiempo después, se le permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles. En la puerta del paraíso, custodiada por querubines, se revelaba la gloria divina. Allí iban Adán y sus hijos a adorar a Dios. Allí renovaban sus votos de obediencia a aquella ley cuya transgresión los había arrojado del Edén. Cuando la ola de iniquidad cubrió al mundo, y la maldad de los hombres trajo su destrucción por medio del diluvio, la mano que había plantado el Edén lo quitó de la tierra. Pero en la final restitución, cuando haya "un cielo nuevo, y una tierra nueva", ha de ser restaurado más gloriosamente embellecido que al principio.

Entonces los que hayan guardado los mandamientos de Dios respirarán llenos de inmortal vigor bajo el árbol de la vida; y al través de las edades sin fin los habitantes de los mundos sin pecado contemplarán en aquel huerto de delicias un modelo de la perfecta obra de la creación de Dios, incólume de la maldición del pecado, una muestra de lo que toda la tierra hubiera llegado a ser si el hombre hubiera cumplido el glorioso plan de Dios. El gran plan de la redención dará por resultado el completo restablecimiento del favor de Dios para el mundo. Será restaurado todo lo que se perdió a causa del pecado. No sólo el hombre, sino también la tierra, será redimida, para que sea la morada eterna de los obedientes. Durante seis mil años, Satanás luchó por mantener la posesión de la tierra. Pero se cumplirá el propósito original de Dios al crearla. "Tomarán el 189 reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, y hasta el siglo de los siglos".

La recompensa es algo real
El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar aquellas verdades que nos hacen considerar la tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que iba a preparar mansiones para ellos en la casa de su Padre. Los que aceptan las enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a la patria celestial. El lenguaje humano no alcanza a describir la recompensa de los justos. Sólo la conocerán quienes la contemplen. Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios.

En la Biblia se llama "patria" a la herencia de los bienaventurados. Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales de aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.

Hay mansiones para los peregrinos de la tierra. Hay vestiduras, coronas de gloria y palmas de victoria para los justos. Todo lo que nos dejó perplejos en las providencias de Dios quedará aclarado en el mundo venidero. Las cosas difíciles de entender hallarán entonces su explicación. Los misterios de la gracia nos serán revelados. Donde nuestras mentes finitas discernían solamente confusión y promesas quebrantadas, veremos la más perfecta y hermosa armonía. Sabremos que el amor infinito ordenó los incidentes que nos parecieron más penosos. A medida que comprendamos el tierno cuidado de Aquel que hace que todas las cosas obren conjuntamente para nuestro 190 bien, nos regocijaremos con gozo inefable y rebosante de gloria.

Vamos hacia la patria. El que nos amó al punto de morir por nosotros, nos ha edificado una ciudad. La nueva Jerusalén es nuestro lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de los afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios.

La familia unida del cielo y de la tierra
Allí los redimidos conocerán como son conocidos. Los sentimientos de amor y simpatía que el mismo Dios implantó en el alma, se desahogarán del modo más completo y más dulce. El trato puro con seres santos, la vida social y armoniosa con los ángeles bienaventurados y con los fieles de todas las edades que lavaron sus vestiduras y las emblanquecieron en la sangre del Cordero, los lazos sagrados que unen a "toda la familia en los cielos, y en la tierra" -todo eso constituye la dicha de los redimidos. Todo lo hermoso de nuestra patria terrenal ha de recordarnos el río de cristal y los campos verdes, los árboles ondeantes y las fuentes de aguas vivas, la ciudad resplandeciente y los cantores vestidos de blanco de nuestra patria celestial, el mundo de una belleza que ningún pintor puede reproducir y que ninguna lengua humana puede describir. "Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman". 191


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

59. Galardón Actual y Futuro


Una rica recompensa los aguarda
Si los padres dan la debida educación a sus hijos, experimentarán ellos mismos felicidad al ver, en el carácter cristiano de sus hijos, el fruto de su cuidadosa enseñanza. Están rindiendo a Dios el servicio más elevado al presentar al mundo familias bien ordenadas y disciplinadas, que no sólo temen al Señor, sino que le honran y glorifican por la influencia que ejercen sobre otras familias; y recibirán su recompensa. Dad a vuestros hijos cultura intelectual y preparación moral. Fortaleced sus mentes juveniles con principios firmes y puros. Mientras tenéis oportunidad, echad el fundamento de una noble virilidad y feminidad. Vuestra labor será recompensada mil veces.

Si ella [la esposa y madre fiel] busca en Dios su fuerza y consuelo, y guiada por su sabiduría y temiéndole procura cumplir diariamente su deber, vinculará a su esposo con su propio corazón y verá a sus hijos madurar en hombres y mujeres honorables, que tendrán vigor moral para seguir el ejemplo de su madre.

Los goces del cielo comienzan en el hogar
El cielo y la tierra no están más alejados hoy que cuando los pastores oyeron el canto de los ángeles. La humanidad sigue hoy siendo objeto de la solicitud celestial tanto como cuando los hombres comunes, de ocupaciones ordinarias, se encontraban con los ángeles al mediodía, y hablaban con los mensajeros celestiales en las viñas y los campos. Mientras recorremos las sendas humildes de la vida, el cielo puede estar muy cerca de nosotros. Los ángeles de los atrios celestes acompañarán los pasos de aquellos que vayan y vengan a la orden de Dios. 187

La vida en la tierra es el comienzo de la vida en el cielo; la educación en la tierra es una iniciación en los principios del cielo; la obra de la vida aquí es una preparación para la obra de la vida allá. Lo que somos ahora en carácter y servicio santo es el símbolo seguro de lo que seremos.

Preparados para el cielo
Dios desea que se cumpla el plan del cielo y que en cada familia, cada iglesia e institución prevalezcan como en el cielo la armonía y el orden divinos. Si este amor leudara la sociedad, veríamos la manifestación de nobles principios en caridad, cortesía y refinamiento cristianos hacia los que fueron comprados por la sangre de Cristo. En todas nuestras familias, instituciones e iglesias se vería una transformación espiritual. Cuando ésta se produzca aquellas agrupaciones llegarán a ser instrumentos por los cuales Dios comunicará la luz del cielo al mundo y así, mediante la disciplina y preparación divinas, alistará a hombres y mujeres para la sociedad del cielo.

"Nunca apreciará el mundo la obra de los padres prudentes, pero cuando sesione el juicio y se abran los libros, esa obra se verá como Dios la ve y será recompensada delante de hombres y ángeles. Se verá que un hijo criado fielmente fue una luz en el mundo. Velar sobre la formación del carácter de ese hijo costó lágrimas, ansiedad y noches de insomnio, pero la obra se hizo sabiamente, y los padres oyen al Maestro decir: "Bien, buen siervo y fiel". Enséñese a los niños que, al abrir su mente a los pensamientos de pureza y amor, y ejecutar acciones útiles y amables, se visten con la hermosa vestidura del carácter de Cristo. Este traje los hará hermosos y amados aquí, y más adelante será su título de admisión al palacio del Rey. Su promesa es: "Andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos". 188

(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)


miércoles, 20 de julio de 2011

58. Encaucemos a los Jóvenes


Las normas se rebajan
Aun entre los padres cristianos se ha sancionado demasiado el amor a las diversiones. Los padres han recibido las máximas del mundo, se han conformado a la opinión general de que era necesario que la primera parte de la vida de los niños y jóvenes se desperdiciase en la ociosidad, en diversiones egoístas e insensateces. De esta manera se ha creado el gusto por el placer excitante, y niños y jóvenes se han acostumbrado a ello de tal modo que se deleitan en representaciones excitantes y les desagradan los serios y útiles deberes de la vida. Llevan una vida que concuerda más bien con la de los brutos. No piensan en Dios ni en las realidades eternas y revolotean como las mariposas en su estación del año. No actúan como seres sensatos cuya vida es capaz de medirse con la divina, y que habrán de dar cuenta al Señor por cada hora de su tiempo.

Las madres pueden idear juegos
En vez de despedir a sus hijos de su presencia, para no ser molestada por el ruido que hacen ni por las numerosas atenciones que desean, ella considerará que el mejor empleo que pueda dar a su tiempo consiste en calmar y distraer el espíritu inquieto y activo de ellos con alguna diversión u ocupación ligera y feliz. La madre quedará ampliamente recompensada por los esfuerzos que haga y el tiempo que dedique a inventar entretenimiento para sus hijos.

Los niños pequeños anhelan compañía. Por lo general, no pueden sentir gozo estando solos; y la madre debe considerar que, en la mayoría de los casos, el lugar de sus hijos cuando están en la casa es la habitación que ella ocupe. Puede entonces ejercer su vigilancia general sobre ellos y estar lista para arreglar 185 sus pequeñas divergencias cuando ellos apelan a su juicio, corregir sus malos hábitos o sus manifestaciones de egoísmo y de ira, y encauzar debidamente sus espíritus.

Los niños piensan que lo que a ellos les gusta agradará a su madre y les resulta muy natural consultarla en los asuntos menudos que les causan perplejidad. La madre, por su parte, no debiera herir el corazón de su pequeñuelo sensible tratando el asunto con indiferencia o negándose a ser molestada por cosas de tan poca importancia. Lo que es insignificante para ella es grande para ellos, y muchas veces una palabra de dirección o cautela en el momento oportuno resultará de gran valor.

Problemas de la adolescencia
En el estado actual de la sociedad no es tarea fácil para los padres refrenar a sus hijos e instruirlos de acuerdo con la regla del bien que dicta la Biblia. Los niños se vuelven a menudo impacientes bajo las restricciones, y quieren cumplir su voluntad, e ir y venir como les place. Especialmente entre los diez y los dieciocho años, se inclinan a sentir que no hay daño alguno en ir a reuniones mundanales de compañeros jóvenes. Los padres cristianos experimentados pueden ver el peligro. Se han familiarizado con los temperamentos peculiares de sus hijos, y conocen la influencia que estas cosas tienen sobre su mente; y porque desean su salvación, debieran impedirles esas diversiones excitantes.

Es necesario velar después de la conversión
Cuando los niños deciden por su cuenta abandonar los placeres del mundo y hacerse discípulos de Cristo, ¡de qué preocupación se ve librado el corazón de los padres cuidadosos y fieles! Aun entonces no deben cesar las labores de los padres. Estos jóvenes tan sólo han comenzado en serio la guerra contra el pecado y contra los males del corazón natural, y necesitan en un sentido especial el consejo y el cuidado vigilante de sus padres. Es deber de los padres vigilar las salidas y las entradas de sus hijos. Deben estimularlos y presentarles incentivos que los atraigan al hogar y les hagan ver que sus padres se interesan en ellos. Deben hacer alegre y placentero el hogar. 186


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

57. Cómo Hemos de Jugar


Lo inocente en lugar de lo pecaminoso
No se puede hacer que los jóvenes sean tan calmosos y graves como los ancianos, el hijo tan sobrio como el padre. Aunque se condenan las diversiones pecaminosas, como en verdad debe hacerse, que los padres, maestros y tutores de los jóvenes provean en su lugar placeres inocentes, que no mancillen ni corrompan la moral. No sujetéis a los jóvenes bajo reglas y restricciones rígidas, que los induzcan a sentirse oprimidos, y a precipitarse en sendas de locura y destrucción. Con mano firme, bondadosa y considerada, sujetad las riendas del gobierno, guiando y vigilando sus mentes y propósitos, aunque de manera tan suave, sabia y amorosa, que ellos puedan darse cuenta de que tenéis presentes sus mejores intereses.

Mientras imponemos restricciones a nuestros hijos con respecto a los placeres mundanales que tienden a corromper y extraviar, debemos proveerles recreación inocente, para conducirlos por sendas agradables en las cuales no haya peligro. Ningún hijo de Dios necesita vivir triste y lamentándose. Esto lo demuestran las órdenes y las promesas divinas. Los caminos de la sabiduría "son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz".

Lugar útil del gimnasio
Los ejercicios gimnásticos son útiles en muchas escuelas, pero si no hay una vigilancia cuidadosa, son llevados a menudo al exceso. Muchos jóvenes, por hacer despliegue de fuerza en el gimnasio, se han dañado para toda la vida. El ejercicio en el gimnasio, por bien dirigido que sea, no puede sustituir a la recreación al aire libre, para la cual deberían proveer más oportunidades nuestras escuelas. 182

Cuando la vida era más sencilla
En épocas primitivas, la vida del pueblo que estaba bajo la dirección de Dios era sencilla. Vivían en contacto con el corazón de la naturaleza. Los hijos compartían el trabajo de los padres y estudiaban las bellezas y los misterios del tesoro de la naturaleza. En la quietud del campo y del bosque meditaban en las poderosas verdades transmitidas como legado sagrado de generación a generación. Esta educación producía hombres fuertes. En esta época, la vida ha llegado a ser artificial y los hombres han degenerado. Aunque no debemos volver enteramente a los sencillos hábitos primitivos, podemos aprender de ellos lecciones que harán de nuestros momentos de recreación lo que su nombre implica: momentos de verdadera edificación para el cuerpo, la mente y el alma.

Excursiones familiares
Únanse varias familias residentes en una ciudad o en un pueblo, y, dejando las ocupaciones que las han recargado física e intelectualmente, hagan una excursión al campo, a la orilla de un lindo lago, o a un hermoso bosquecillo en medio de escenas naturales de gran belleza. Deben proveerse de alimentos sencillos e higiénicos, de las mejores frutas y cereales, y extender su mesa a la sombra de algún árbol o bajo la bóveda celeste. El viaje, el ejercicio y el panorama estimularán el apetito, y podrán disfrutar de una comida envidiable aun para los reyes.

En tales ocasiones los padres y los hijos deben sentirse libres de cuidados, trabajos y perplejidades. Los padres deben hacerse niños con sus hijos, y procurar que todo sea tan agradable como resulte posible. Dedíquese todo el día a la recreación. El ejercicio al aire libre beneficiará la salud de aquellos que han estado ocupados en forma sedentaria y entre cuatro paredes. Todos los que pueden hacerlo han de considerar como un deber el obrar así. Nada se perderá con ello, sino que mucho se ganará. Podrán volver a sus ocupaciones con nueva vida y dedicarse a su trabajo con nuevo valor y celo, y estarán mejor preparados para resistir a las enfermedades. 183

Hállese felicidad en la naturaleza
No pensemos que Dios desea que renunciemos a cosa alguna que debamos conservar para ser felices aquí. Todo lo que él requiere que dejemos es aquello que al ser retenido no contribuiría a nuestro bien ni a nuestra felicidad. El Dios que plantó los nobles árboles y los vistió de rico follaje, que nos dio los brillantes y hermosos matices de las flores y cuya hermosa obra vemos en toda la naturaleza, no quiere vernos desdichados; ni es su propósito que no hallemos gusto ni placer en esas cosas. Quiere que disfrutemos de ellas, que seamos felices entre los encantos de la naturaleza, que él mismo creó. 184


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

56. La Recreación es Esencial


Opiniones extremistas
Hay personas de imaginación enfermiza para quienes la religión es un tirano, que las gobierna con vara de hierro. Las tales lamentan constantemente su propia depravación, y gimen por males supuestos. No existe amor en su corazón; su rostro es siempre ceñudo. Las deja heladas la risa inocente de la juventud o de cualquiera. Consideran como pecado toda recreación o diversión, y creen que la mente debe estar constantemente dominada por pensamientos austeros. Este es un extremo. Otros piensan que la mente debe dedicarse constantemente a inventar nuevas diversiones a fin de tener salud. Aprenden a depender de la excitación, y se sienten intranquilos sin ella. Los tales no son verdaderos cristianos. Van a otro extremo. Los verdaderos principios del cristianismo abren ante nosotros una fuente de felicidad cuya altura, profundidad, longitud y anchura son inconmensurables.

Refrigerio para el espíritu y el cuerpo
Es privilegio y deber de los cristianos procurar refrigerar su espíritu y vigorizar su cuerpo mediante recreaciones inocentes, con el propósito de utilizar sus facultades físicas y mentales para la gloria de Dios. Nuestras recreaciones no deben consistir en escenas de alegría sin sentido ni rebajarse a la insensatez. Podemos dirigirlas de tal manera que beneficien y eleven a aquellos con quienes nos asociamos, y nos dejen a ellos y a nosotros mismos mejor preparados para cumplir con éxito los deberes que nos incumben como cristianos.

Esencial para hacer el mejor trabajo
El tiempo pasado en ejercicio físico no es perdido. Un ejercicio proporcionado de todos los órganos y facultades del cuerpo 180 es esencial para el mejor trabajo de cada uno. Cuando el cerebro está constantemente recargado, en tanto que los demás órganos de la maquinaria viviente se hallan inactivos, hay una pérdida de fuerza física y mental. El sistema físico es despojado de su saludable tono, la mente pierde su frescura y vigor, y una excitabilidad morbosa es la consecuencia. Es necesario ejercer cuidado en lo que respecta a las horas destinadas al sueño y al trabajo. Debemos tener plazos de descanso, otros de recreación, y otros para la vida contemplativo.

Los estudiantes necesitan descanso
Los que se dedican al estudio deben tener solaz. La mente no debe dedicarse constantemente a la reflexión detenida, porque se gastaría la delicada maquinaria mental. Tanto el cuerpo como la mente deben tener ejercicio.

Los oficinistas también lo necesitan
Son pocos los que comprenden la labor constante y agotadora de los que llevan las responsabilidades de la obra en la oficina. Están encerrados día tras día y semana tras semana, mientras que el constante recargo impuesto a sus facultades mentales mina su constitución y reduce su asidero de la vida. Debieran tener un cambio a menudo, dedicar con frecuencia un día completo a recrearse con sus familias, que se ven casi totalmente privadas de su compañía. Tal vez no puedan todos dejar el trabajo al mismo tiempo; pero debieran arreglarlo de tal manera que uno o dos puedan ausentarse, quedando los otros para reemplazarlos, y luego dar la misma oportunidad a estos últimos. 181


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

lunes, 18 de julio de 2011

55. Dirección Paternal en Asuntos Sociales


Influencias casi abrumadoras
La mala influencia que rodea a nuestros niños es casi abrumadora; está corrompiendo sus mentes y arrastrándolos a la perdición. Las mentes juveniles son por naturaleza dadas a la liviandad; y en tierna edad, antes que su carácter esté formado y su juicio maduro, manifiestan a menudo su preferencia por compañías que ejercen sobre ellos una influencia perjudicial. Si mi voz pudiese alcanzar a los padres en todo el país, los amonestaría a que no cedan a los deseos de sus hijos en lo que respecta a elegir compañeros o asociados. Poca consideración conceden los padres al hecho de que los jóvenes reciben las impresiones perjudiciales con más facilidad que las divinas. Por lo tanto, sus relaciones deben ser de la índole más favorable para que el desarrollo de la gracia y para que la verdad revelada en la Palabra de Dios arraigue en el corazón. Colóquese a los jóvenes en las circunstancias más favorables que se pueda; porque las compañías que frecuenten, los principios que adopten, los hábitos que contraigan, decidirán con certidumbre infalible la cuestión de su utilidad aquí y de sus intereses futuros y eterno.

Peligros de la libertad ilimitada
Padres, vuestros hijos y vuestras hijas no son debidamente guardados. Nunca debiera permitírselas ir y venir cuando les agrade, sin vuestro conocimiento ni consentimiento. La libertad ilimitada que se concede a los hijos en esta época ha causado la ruina de millares. ¡A cuántos se permite estar en la calle por la noche mientras que sus padres se conforman con permanecer 177 en la ignorancia acerca de las compañías que frecuentan! Demasiado a menudo eligen compañeros cuya influencia tiende tan sólo a desmoralizarlos. A cada hijo e hija debe pedírsele cuenta si se ausenta de la casa de noche. Los padres deben saber en qué compañía se hallan sus hijos, y en casa de quién pasan sus veladas. Algunos hijos engañan a sus padres con mentiras para evitar que quede expuesta su mala conducta.

Sin cultivo, las malezas predominan
Con demasiada frecuencia los padres dejan que sus hijos elijan por su cuenta sus diversiones, sus compañeros y su ocupación. El resultado es el que sería razonable esperar. Déjese un campo sin cultivo, y producirá espinas y cardos. Nunca se verá que una hermosa flor o un arbusto selecto sobresalga entre las malas hierbas venenosas y de mal aspecto. La zarza inútil crecerá en forma exuberante sin recibir el menor cuidado, mientras que otras plantas, apreciadas por su utilidad o belleza, requieren un cultivo esmerado.
Así sucede con nuestros jóvenes. Si se desea que adquieran hábitos correctos y se amolden a los buenos principios, hay que hacer una obra fervorosa. Corregir los malos hábitos es una tarea que requiere diligencia y perseverancia.

Restricciones firmes, pero bondadosas
Los padres no deben ceder a las inclinaciones de sus hijos, sino seguir la clara senda del deber que Dios trazó, y restringirlos con bondad, negarles con firmeza y determinación, aunque con amor, lo que deseen equivocadamente y alejar sus pasos del mundo hacia el cielo mediante la oración y esfuerzos fervientes y perseverantes. No se debe dejar que los niños vaguen por cualquier camino hacia el cual se sientan inclinados, ni que se desvíen de la senda recta entrando en avenidas abiertas por todos lados. Nadie corre mayor peligro que aquellos que no recelan del peligro y se impacientan frente a los consejos y a las palabras de cautela.

Hay que enseñar a los hijos
Debe educarse a los niños de tal manera que consideren normal la perspectiva de hacer frente a dificultades, tentaciones 178 y peligros. Se les debe enseñar a ejercer dominio sobre sí mismos y a vencer noblemente las dificultades; y si no se precipitan voluntariosamente al peligro ni se colocan innecesariamente en el camino de la tentación, si evitan las malas influencias y la sociedad viciosa, y luego se ven inevitablemente obligados a estar en compañía peligrosa, tendrán fuerza de carácter para quedar de parte del bien y de los buenos principios, y mediante la fuerza de Dios saldrán con su moralidad intacta. Las facultades morales de los jóvenes que han sido debidamente educados, y que pongan su confianza en Dios, podrán resistir la prueba más severa. 179


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

54. Nuestras Necesidades Sociales


Influencia de las compañías
Cada uno hallará compañeros o los hará. Y la intensidad de la amistad determinará la influencia que los amigos ejerzan unos sobre otros, para bien o para mal. Todos tendrán amistades, influirán en ellas y recibirán su influencia. Dios recalca mucho la influencia de las compañías, aun sobre los hombres y las mujeres. ¡Cuánto mayor es su poder sobre la mente y el carácter de los niños y los jóvenes que están en pleno desarrollo! Las compañías que traten, los principios que adopten, los hábitos que adquieran, decidirán su utilidad aquí y su destino futuro.

Es inevitable que los jóvenes tengan compañías, y necesariamente sentirán su influencia. Hay misteriosos vínculos que ligan las almas, de manera que el corazón de uno responde al corazón del otro. El uno adopta inconscientemente las ideas, los sentimientos y el espíritu del otro. Este trato puede ser una bendición o una maldición. Los jóvenes pueden ayudarse y fortalecerse mutuamente, mejorando en conducta, disposición y conocimiento; o permitirse llegar a ser descuidados e infieles, ejerciendo así una influencia desmoralizadora.
Como Autor de toda belleza, y amante de lo hermoso, Dios proveyó el medio de satisfacer en sus hijos el amor a lo bello. También hizo provisión para sus necesidades sociales, para las relaciones bondadosas y útiles que tanto hacen para cultivar la simpatía, animar y endulzar la vida.

Cuidado con las tendencias naturales
Si se pudiese persuadir a los jóvenes a asociarse con los puros, reflexivos y amables, el efecto sería muy saludable. Si eligen compañeros que temen al Señor, su influencia los conducirá a 175 la verdad, al deber y a la santidad. Una vida verdaderamente cristiana es un poder para el bien. Pero por otro lado, los que se asocian con hombres y mujeres de moral dudosa, de costumbres y principios malos, no tardarán en andar en la misma senda. El impulso de las tendencias del corazón natural es hacia abajo. El que se asocia con los escépticos no tardará en llegar a ser escéptico; el que elija la compañía de los viles, llegará seguramente a ser vil. El andar en el consejo de los impíos es el primer paso en la senda que conduce al camino de los pecadores y a sentarse con los escarnecedores. 176


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

53. La Hospitalidad *


Oportunidades descuidadas
"Amador de la hospitalidad" es una de las cualidades que, según el Espíritu Santo, han de señalar al que debe llevar responsabilidad en la iglesia. Y a toda la iglesia es dada la orden: "Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios". Estas amonestaciones han sido extrañamente descuidadas. Aun entre los que profesan ser cristianos se ejercita poco la verdadera hospitalidad.

Bendiciones perdidas por egoísmo
A Dios le desagrada el interés egoísta tan a menudo manifestado para "mí y mi familia". Cada familia que alberga este espíritu necesita ser convertida por los principios puros ejemplificados en la vida de Cristo. Los que se encierran en sí mismos, que no están dispuestos a agasajar visitas, pierden muchas bendiciones.
"Cuando haces comida o cena -dice Cristo-, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; porque también ellos no te vuelvan a convidar, y te sea hecha compensación. Mas cuando haces banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos; y serás bienaventurado; porque no te pueden retribuir; mas te será recompensado en la resurrección de los justos".

Estos serán huéspedes que no os costará mucho recibir. No necesitaréis ofrecerles trato costoso y de mucha preparación. Necesitaréis más bien evitar la ostentación. El calor de la bienvenida, un asiento al amor de la lumbre, y uno también a vuestra mesa, el privilegio de compartir la bendición del culto de familia, serían para muchos como vislumbres del cielo. 172 Nuestras simpatías deben rebosar más allá de nosotros mismos y del círculo de nuestra familia. Hay preciosas oportunidades para los que quieran hacer de su hogar una bendición para otros. La influencia social es una fuerza maravillosa. Si queremos, podemos valernos de ella para ayudar a los que nos rodean.

Un refugio para los jóvenes tentados
Nuestros hogares deberían ser refugios para los jóvenes que sufren tentación. Muchos hay que se encuentran en la encrucijada de los caminos. Toda influencia e impresión determinan la elección del rumbo de su destino en esta vida y en la venidera. El mal, con sus lugares de reunión, brillantes y seductores, los invita. A todos los que acudan se les da la bienvenida. En torno nuestro hay jóvenes sin familias, y otros cuyos hogares no tienen poder para protegerlos ni elevarlos, y se ven arrastrados al mal. Se encaminan hacia la ruina en la sombra misma de nuestras puertas.

Estos jóvenes necesitan que se les tienda la mano con simpatía. Las palabras bondadosas dichas con sencillez, las pequeñas atenciones para con ellos, barrerán las nubes de la tentación que se amontonan sobre sus almas. La verdadera expresión de la simpatía proveniente del cielo puede abrir la puerta del corazón que necesita la fragancia de palabras cristianas, y del delicado toque del espíritu del amor de Cristo. Si nos interesáramos por los jóvenes, invitándolos a nuestras casas y rodeándolos de influencias alentadoras y provechosas, serían muchos los que de buena gana dirigirían sus pasos por el camino ascendente.

Se lleva cuenta en el cielo
Cristo lleva cuenta de todo gasto en que se incurre al dar hospitalidad por causa suya. El provee todo lo que es necesario para esta obra. Los que por amor a Cristo alojan y alimentan a sus hermanos, haciendo lo mejor que puedan para que la visita sea provechosa para los huéspedes como para sí mismos, son anotados en el cielo como dignos de bendiciones especiales.174


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

52. El Don del Habla


La voz es un talento
La voz es un talento que nos ha sido confiado y debe usarse para ayudar, alentar y fortalecer a nuestros semejantes. Si los padres aman a Dios y se mantienen en el camino del Señor para obrar con justicia y juicio, su lenguaje no tendrá sabor de sentimentalismo enfermizo. Será de índole sana, pura y edificante. Estén ellos en el hogar o fuera de él, sus palabras serán bien escogidas. No se rebajarán a la vulgaridad.
Los ángeles oyen las palabras que se pronuncian en el hogar. Por lo tanto, no regañéis; antes sea la influencia de vuestras palabras de tal índole que ascenderá al cielo como fragante incienso. Los padres deben mantener la atmósfera del hogar pura y fragante con palabras bondadosas, tierna simpatía y amor; pero al mismo tiempo deben ser firmes e inflexibles en cuanto a los buenos principios. Puede ser que si sois firmes con vuestros hijos ellos piensen que no los amáis. Podéis esperar tal cosa, pero nunca manifestéis dureza. La justicia y la misericordia deben darse la mano; no debe haber vacilación ni movimientos repulsivos.

Expresa la gracia íntima
El principal requisito del lenguaje es el de ser puro, bueno y sincero: "la expresión externa de una gracia interior". La mejor escuela para este estudio del lenguaje es el hogar". Sed puros en vuestro lenguaje. Cultivad un tono de voz que sea suave y persuasivo, no duro ni autoritario. Dad a los niños lecciones en el cultivo de la voz. Educad sus modos de hablar, hasta que no broten espontáneamente de sus labios palabras groseras o rudas cuando se les presenta alguna prueba. 169

Efecto de las palabras duras
En un hogar donde se pronuncian palabras duras, de reprensión e irritación, un niño llora mucho; y en su tierna sensibilidad se imprimen rastros de desgracia y discordia. Por lo tanto, madres, dejad que vuestro semblante se llene de sol. Sonreíd si podéis, y la mente y el corazón del niño reflejarán la luz de vuestro rostro como la placa pulida de un artista retrata los rasgos humanos. Aseguraos, madres, de que Cristo more en vosotras, para que la semejanza divina se grabe en la mente plástica de vuestro hijo.

No haya nota discordante
No permitáis que penetre en el hogar nada que se parezca a contienda o disensión. Hablad con amabilidad. Nunca se eleve vuestra voz hasta ser áspera. Conservad la calma. Desechad la censura y toda falta de veracidad. Decid a los niños que queréis ayudarles a prepararse para un cielo santo, donde todo es paz, donde no se oye una sola nota discordante. Sed pacientes con ellos en sus pruebas, que pueden pareceres pequeñas pero son grandes para ellos.

¿Alegría o sombra en las palabras?
Es importante que se enseñe a los niños y jóvenes a velar sobre sus palabras y acciones; porque su conducta produce sol o sombra, no sólo en su propio hogar, sino también para con todos aquellos con quienes se relacionen. Dirijan los padres tan sólo palabras amables a sus hijos; y los hijos; dirijan tan sólo palabras respetuosas a sus padres.

Males de las palabras de ira
Cuando dirigís palabras de ira a vuestros hijos, estáis ayudando a la causa del enemigo de toda justicia. Tenga cada niño una oportunidad justa desde su más tierna infancia. La obra de enseñanza debe comenzar en la infancia, y no ir acompañada de dureza ni irritación, sino de bondad y paciencia; y esta instrucción debe continuar hasta que los hijos lleguen a la edad adulta. ¡Cuánto daño producen en el círculo familiar las palabras 170 impacientes, pues una expresión de impaciencia de parte de uno de los miembros induce a otro a contestar de la misma manera y con el mismo espíritu. Luego vienen las palabras de represalias, y las de justificación propia, con las que se fragua un yugo pesado y amargo para vuestra cerviz; porque todas esas palabras acerbas volverán a vuestra alma en funesta cosecha.

Un voto sugerente
Sería bueno que cada hombre firmase la promesa de hablar bondadosamente en su casa y de permitir que la ley del amor rija sus palabras. Padres, no habléis nunca apresuradamente. Si vuestros hijos obran mal, corregidlos, pero con palabras impregnadas de ternura y amor. Cada vez que regañáis, perdéis una preciosa oportunidad de dar una lección de tolerancia y paciencia. Sea el amor el rasgo más destacado de vuestra corrección de lo malo.

La conversación en la mesa
Cuántas familias sazonan sus comidas diarias con dudas y preguntas. Disecan el carácter de sus amigos y lo sirven como delicado postre. Circula por la mesa un precioso trozo de calumnia, para que lo comenten, no solamente los adultos, sino también los niños. Esto deshonra a Dios. Sea la conversación de la familia en derredor de la mesa de un carácter tal que deje una influencia fragante en la mente de los niños. Padres y madres, hablad bondadosamente a vuestros hijos; recordad cuán sensibles sois vosotros mismos y cuán poca censura podéis soportar; reflexionad y reconoced que vuestros hijos son como vosotros. No les impongáis lo que vosotros mismos no podéis llevar. Si no podéis soportar la censura y la inculpación, tampoco lo pueden vuestros hijos, que son más débiles que vosotros y no pueden aguantar tanto. Sean vuestras palabras agradables y alegres como rayos de sol en la familia. Los frutos del dominio propio, la atención y el esmero que manifestéis se centuplicarán. 171


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

51. Alegría y Buen Ánimo *


La vida es lo que hacemos de ella
No permitamos que las perplejidades y preocupaciones de la vida diaria agiten nuestro espíritu y anublen nuestra frente. Si lo permitimos, siempre habrá algo que nos moleste. La vida es como la hacemos, y hallaremos lo que busquemos. Si procuramos tristeza y aflicción, si estamos en disposición de magnificar las pequeñas dificultades, encontraremos bastantes de ellas para embargar nuestros pensamientos y nuestra conversación. Pero si miramos el aspecto alegre de las cosas, hallaremos lo suficiente para comunicarnos ánimo y felicidad. Si damos sonrisas, ellas nos serán devueltas; si pronunciamos palabras agradables y alentadoras, nos serán repetidas.

Cuando los cristianos parecen tétricos y deprimidos, como si se considerasen sin amigos, dejan una impresión errónea acerca de la religión. En algunos casos, se ha tenido la idea de que la alegría no cuadra con la dignidad del carácter cristiano, pero esto es un error. En el cielo todo es gozo; y si admitimos los goces del cielo en nuestra alma y, hasta donde podamos, los expresamos en nuestras palabras y conducta, ocasionaremos a nuestro Padre celestial más agrado que si somos sombríos y tristes.

Conquistad el afecto de los niños
Sonreíd, padres y maestros. Si vuestro corazón está triste, no lo revele vuestro rostro. Sea éste iluminado por un corazón lleno de amor y gratitud. Descended de vuestra férrea dignidad, adaptaos a las necesidades de los niños y lograd que os amen. Debéis conquistar su afecto, si queréis inculcar la verdad religiosa en su corazón.167

Con rostro amable y voz melodiosa
Padres, sed animosos pero no vulgares. Sed antes agradecidos, obedientes y sumisos a vuestro Padre celestial. No estáis libres para actuar de acuerdo con vuestros sentimientos si se presenta algo que os irrite. El amor que conquista será como aguas profundas que fluirán de continuo en el gobierno de vuestros hijos. Estos son los corderos del rebaño de Dios. Llevad a vuestros pequeñuelos a Cristo. Si los padres enseñasen a sus hijos a ser amables, no les hablarían nunca con tono de reprensión. Aprended a presentar un semblante agradable, y poned en vuestra voz toda la dulzura y melodía que podáis. Los ángeles de Dios están siempre cerca de vuestros pequeñuelos, y el tono duro e irritado de vuestra voz no agrada a sus oídos.

Despejad las sombras.
Mirad las cosas con espíritu animoso, procurando despejar las sombras que, si son toleradas, rodearán el alma. Cultivad la simpatía hacia los demás. Dejad que la alegría, la bondad y el amor compenetren el hogar. Ello intensificará el amor por los ejercicios religiosos, y los deberes grandes y pequeños se cumplirán con corazón animoso. 168


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

domingo, 17 de julio de 2011

50. La Cortesía y la Bondad


Destierra la mitad de los males
El principio inculcado por la orden de ser "sinceramente afectos los unos hacia los otros", viene a ser el fundamento mismo de la felicidad doméstica. En toda familia debiera reinar la cortesía cristiana. No cuesta mucho, pero tiene poder para suavizar naturalezas que sin ella se endurecerían y se llenarían de asperezas. Una actitud que cultive una cortesía uniforme y la disposición a obrar con los demás como quisiéramos que ellos obrasen con nosotros, desterraría la mitad de los males de la vida.

Comienza en la casa
Si queremos que nuestros hijos practiquen la bondad, la cortesía y el amor, nosotros mismos debemos darles el ejemplo. Aun en las cosas pequeñas, los padres deben manifestarse mutuamente cortesía. Una bondad universal debiera ser la ley de la casa. Nadie debiera expresarse con rudeza ni con palabras de amargura.
Todos pueden poseer rostro animado, voz suave, modales corteses, y éstos son elementos de poder. Los niños son atraídos por una conducta animosa. Mostradles bondad y cortesía y ellos manifestarán el mismo espíritu hacia vosotros y entre sí.

Hace del hogar un paraíso
Al hablar bondadosamente a sus hijos y al elogiarlos cuando tratan de obrar bien, los padres pueden alentar sus esfuerzos, hacerlos muy felices y rodear a la familia de un círculo encantado que rechazará toda sombra e introducirá la alegre luz del sol. La bondad y la tolerancia mutuas harán del hogar un paraíso y atraerán a los ángeles santos al círculo familiar; pero 162 ellos huirán de una casa donde se oyen palabras desagradables, irritación y contiendas. La falta de bondad, las quejas y la ira destierran a Jesús de la morada.

La esencia de la verdadera cortesía es la consideración hacia los demás. La educación esencial y duradera es aquella que amplía las simpatías y estimula la bondad universal. La así llamada cultura que no hace a un joven deferente para con sus padres, apreciativo de sus cualidades, tolerante con sus defectos, y solícito con sus necesidades; que no lo hace considerado y afectuoso, generoso y útil para con el joven, el anciano y el desgraciado, y cortés con todos, es un fracaso.

La regla de oro es el principio de la cortesía verdadera cuya ilustración más exacta se ve en la vida y el carácter de Jesús. ¡Oh, qué rayos de amabilidad y belleza se desprendían de la vida diaria de nuestro Salvador! ¡Qué dulzura emanaba de su misma presencia! El mismo espíritu se revelará en sus hijos. Aquellos con quienes more Cristo serán rodeados de una atmósfera divina.

El mejor tratado de etiqueta
El más valioso tratado de etiqueta que jamás se haya escrito es la preciosa instrucción dada por el Salvador, con la expresión del Espíritu Santo, por medio del apóstol Pablo, palabras que deberían ser grabadas indeleblemente en la memoria de todo ser humano, joven o viejo:
"Como os he amado, que también os améis los unos a los otros".
"El amor es sufrido y benigno;
El amor no tiene envidia;
El amor no es jactancioso,
No se ensoberbece,
No se porta indecorosamente,
No busca lo suyo propio,
No se irrita,
No hace caso de un agravio;
No se regocija en la injusticia,
Mas se regocija con la verdad:
Todo lo sufre, 163
Todo lo cree,
Todo lo espera,
Todo lo soporta.
El amor nunca se acaba" .
El amor inspira la cortesía verdadera

El cultivo más esmerado del decoro externo no basta para acabar con el enojo, el juicio implacable y la palabra inconveniente. El verdadero refinamiento no traslucirá mientras se siga considerando al yo como objeto supremo. El amor debe residir en el corazón. Un cristiano cabal funda sus motivos de acción en el amor profundo que tiene por el Maestro. De las raíces de su amor a Cristo brota un interés abnegado por sus hermanos.

No se aprende la verdadera cortesía por la manera práctica de las reglas de etiqueta. En todo momento deben observarse modales correctos; dondequiera que no haya que transigir con los principios, la consideración hacia los demás inducirá a adaptarse a costumbres aceptadas; pero la verdadera cortesía no requiere el sacrificio de los principios al convencionalismo. No conoce castas. Enseña el respeto propio, el respeto a la dignidad del hombre como hombre, la consideración hacia todo miembro de la gran confraternidad humana.

"Los modales amables, la conversación animada y los actos del amor ligarán el corazón de los hijos con el de sus padres por los cordones de seda del afecto y contribuirán más a hacer atractivo el hogar que los adornos más raros que le oro pueda comprar".


La fusión de los temperamentos
Concuerda con lo ordenado por Dios que se asocien personas de diversos temperamentos. Cuando esto sucede, cada miembro de la familia debe considerar y respetar como sagrados los sentimientos y derechos ajenos. Así cultivarán la consideración y la tolerancia mutuas, se subyugarán la armonía, y la fusión de los variados temperamentos beneficiará a cada uno. 164

Nada expiará la falta de cortesía
Los que profesan seguir a Cristo y son al mismo tiempo rudos, carentes de bondad y descorteses en sus palabras y conducta no han aprendido de Cristo. Un hombre brusco, intolerante y criticón no es cristiano; porque ser cristiano es ser semejante a Cristo. La conducta de algunos que profesan ser cristianos carece tanto de bondad y cortesía que se habla mal aun de lo bueno que tengan. No se puede dudar de su sinceridad ni de su integridad, pero la sinceridad y la integridad no expiarán la falta de bondad y cortesía. El cristiano ha de manifestar simpatía y al mismo tiempo que es veraz, compasivo y cortés, debe ser también íntegro y sincero.

La verdadera cortesía ilumina el mundo
Si somos corteses y amables en casa, nos acompañará el sabor de una disposición placentera cuando nos ausentemos del hogar. Si manifestamos tolerancia, paciencia, mansedumbre y fortaleza en el hogar, podremos ser una luz para el mundo.165


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

49. Los Portales del Alma


Rodeados por influencias desmoralizadoras
Tenéis motivos para experimentar profunda solicitud por vuestros hijos, quienes han de hacer frente a tentaciones a cada paso que den hacia adelante. Les resulta imposible evitar el trato con malas compañías. Ven espectáculos, oyen sonidos y están sujetos a influencias que tienden a desmoralizarlos y que, a menos que estén cabalmente guardados, lograrán imperceptible pero seguramente corromperles el corazón y reformar su carácter.

No leer, ver ni oír lo malo
El apóstol [Pedro] procuró enseñar a los creyentes cuán importante es impedir a la mente divagar en asuntos prohibidos o gastar energías en cosas triviales. Los que no quieren ser víctimas de las trampas de Satanás deben guardar bien las avenidas del alma; deben evitar el leer, mirar u oír lo que puede sugerir pensamientos impuros. No debe permitirse que la mente se espacie al azar en cualquier tema que sugiera el enemigo de nuestras almas. El corazón debe ser fielmente vigilado, o males de afuera despertarán males de adentro, y el alma vagará en tinieblas.

Hay que proteger los ojos y los oídos
Debemos hacer todo lo que podamos para colocarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos donde no veremos la iniquidad que se practica en el mundo. Debemos guardar cuidadosamente la visión de nuestros ojos y la percepción de nuestros oídos para que esas cosas espantosas no penetren en nuestra mente.156

Todos necesitan protección contra la tentación
En los hogares cristianos debe levantarse un baluarte contra la tentación. Satanás se vale de todos los medios para popularizar los delitos y vicios degradantes. No podemos andar en las calles de nuestras ciudades sin notar vistosos cartelones en los cuales descuellan los detalles de crímenes descritos en alguna novela o representados en algún teatro. Las mentes se familiarizan con el pecado. Los periódicos del día recuerdan constantemente al pueblo la conducta que siguen los viles y bajos, y en narraciones excitantes se le presenta todo lo que puede despertar las pasiones.

Si se siembra el desprecio por la ley se cosechan crímenes
Muchas de las publicaciones populares del día están plagadas de episodios sensacionales y educan a la juventud en la perversidad, y la llevan por la senda de la perdición. Niños de tierna edad son viejos ya en el conocimiento del crimen. Los incitan al mal las narraciones que leen. Realizan en la imaginación las hazañas descritas en su lectura, hasta que llega a despertarse en ellos el ardiente deseo de delinquir y evitar el castigo.
Para la inteligencia activa de niños y jóvenes, las escenas descritas en fantásticas revelaciones del porvenir son realidades. Al predecirse revoluciones y describirse toda clase de procedimientos encaminados a acabar con las vallas de la ley y del dominio de sí mismo, muchos concluyen por adoptar el espíritu de estas representaciones. Son inducidos a cometer crímenes aun peores, si ello es posible, que los narrados tan vívidamente por los escritores. Con tales influencias la sociedad está en vías de desmoralizarse. Las semillas de la licencia son sembradas a manos llenas. Nadie debe sorprenderse de que de ello resulte tan abundante cosecha de crímenes.

No miraré lo malo
Los padres deben velar incesantemente a fin de que sus hijos no se pierdan para Dios. Los votos de David, registrados en Salmo 101, deben ser los votos de todos los que tienen la 157 responsabilidad de custodiar las influencias del hogar. El salmista declara: "No pondré delante de mis ojos cosa injusta". Decid con firmeza: "No quiero perder un tiempo precioso leyendo lo que no me reportará ningún provecho y que sólo puede impedirme ser útil a los demás. Quiero consagrar mi tiempo y mis pensamientos a hacerme capaz de servir a Dios. Quiero apartar los ojos de las cosas frívolas y culpables. Mis oídos pertenecen al Señor, y no quiero escuchar los raciocinios sutiles del enemigo. Mi voz no quedará, en ninguna manera, a la disposición de una voluntad que no esté bajo la influencia del Espíritu de Dios. Mi cuerpo es templo del Espíritu Santo y emplearé todas las facultades de mi ser para perseguir un noble fin".

Désele sustento mental apropiado
La mente susceptible del niño anhela conocimiento en el período de desarrollo. Los padres debieran mantenerse bien informados, a fin de poder darle el alimento apropiado. Como el cuerpo, la mente obtiene su fuerza del alimento que recibe. Se amplía y eleva por pensamientos puros y vigorizadores, pero se estrecha y degrada por pensamientos terrenales. Padres, vosotros sois los que decidís si la mente de vuestros hijos se ha de llenar de pensamientos ennoblecedores, o de sentimientos viciosos. No podéis mantener sin ocupación sus mentes activas, ni ahuyentar el mal con el ceño. Únicamente inculcando los debidos principios podéis destruir los malos pensamientos. El enemigo sembrará cizaña en los corazones de los hijos a menos que los padres siembren en ellos las semillas de la verdad. Las instrucciones buenas y sanas son el único preventivo contra las compañías malas que corrompen los buenos modales. La verdad protegerá al alma de las tentaciones sin fin que habrá de arrostrar.

Vigilen los padres sus lecturas
Muchos jóvenes anhelan tener libros. Leen cualquier cosa que pueden obtener. Apelo a los padres de los tales para que controlen su deseo de lectura. No permitan que sobre sus mesas haya revistas y diarios que contengan historias de amor. Deben 158 reemplazarlas con libros que ayuden a los jóvenes a incluir en el edificio de su carácter el mejor material: el amor y el temor de Dios, el conocimiento de Cristo. Estimulad a vuestros hijos almacenar valiosos conocimientos en la mente, a que lo bueno ocupe su alma, controle sus facultades, no dejando lugar para pensamientos bajos y degradantes. Reprimid el deseo de leer cosas que no proporcionan buen alimento a la mente.

Los niños necesitan lectura apropiada que los divierta y recree, sin desmoralizar la mente ni cansar el cuerpo. Si se les enseña a aficionarse a lo romántico y a los cuentos que aparecen en los periódicos, los libros y revistas instructivos les desagradarán. La mayoría de los niños y los jóvenes quieren tener cosas que leer; y si otros no las seleccionan para ellos, se encargarán ellos mismos de hacerlo. En cualquier parte pueden hallar lecturas que los arruinen, y pronto se aficionan a ellas; pero si se les proporcionan lecturas buenas y puras, cultivarán el gusto por ellas.

Disciplinen y eduquen los gustos
Los gustos mentales deben ser disciplinados y educados con el mayor cuidado. Los padres deben empezar temprano a abrir las Escrituras a las mentes en desarrollo de sus hijos, a fin de que puedan adquirir los debidos hábitos. No deben escatimarse esfuerzos para establecer correctos hábitos de estudio. Si la mente vaga, hacedla volver. Si los gustos intelectuales y morales han sido pervertidos por historias ficticias y exageradas, de manera que no haya inclinación a aplicar la mente, hay que pelear una batalla para vencer este hábito. El amor por las lecturas ficticias debe vencerse en seguida. Deben tenerse reglas rígidas para mantener la mente en el debido sendero.

Prevalencia de los libros nocivos
El mundo está inundado de libros que sería mejor destinar al fuego que a la circulación. Sería mejor que nunca leyesen los jóvenes los libros que tratan temas sensacionales, publicados y puestos en circulación para ganar dinero. Hay una fascinación satánica en tales libros. 159

Los autores incrédulos
Otra fuente de peligro contra la cual debemos precavernos constantemente es la lectura de autores incrédulos. Sus obras están inspiradas por el enemigo de la verdad y nadie puede leerlas sin poner en peligro su alma. Es verdad que algunos afectados por ellas pueden recobrarse finalmente; pero todos los que se someten a su mala influencia se colocan sobre el terreno de Satanás y él saca el mejor partido de su ventaja. Al invitar ellos a sus tentaciones, no tienen sabiduría para discernirlas ni fuerza para resistirlas. Con poder fascinante y hechizador, la incredulidad y la infidelidad se aferran a la mente. Jamás debieran ponerse en las manos de niños y jóvenes libros que perviertan la verdad. No hay que consentir en que nuestros hijos, en el curso de su educación, reciban ideas que resulten ser semilla de pecado.

La lectura superficial debilita la atención
Con la inmensa corriente de material impreso que sale constantemente de la prensa, tanto los adultos como los jóvenes adquieren el hábito de leer apresurada y superficialmente, y la mente pierde la facultad de elaborar pensamientos vigorosos y coordinados. Además, gran parte de los periódicos y libros que, como las ranas de Egipto, se esparcen por la tierra, no son solamente bajos, inútiles y enervantes, sino impuros y degradantes. No sólo intoxican y arruinan la mente, sino que corrompen y destruyen el alma.

Cómo se destruye el vigor mental
Las mentes bien equilibradas son pocas porque los padres descuidan impíamente su deber de estimular los rasgos débiles y reprimir los malos. No recuerdan que están bajo la obligación más solemne de observar las tendencias de cada hijo y que es su deber enseñar a sus hijos correctos hábitos y modos de pensar. Cultivad las facultades morales e intelectuales. No permitáis que estas nobles facultades queden debilitadas y pervertidas por la mucha lectura impropia, aunque sea de libros dedicados a narraciones. Conozco intelectos fuertes que fueron desequilibrados 160 equilibrados y parcialmente embotados, o paralizados, por la intemperancia en la lectura.

Siémbrese la verdad bíblica
Entre un campo inculto y una mente no educada hay una sorprendente similitud. El enemigo siembra cizaña en las mentes de los niños y los jóvenes, y a menos que los padres ejerzan solícito cuidado, la cizaña brotará para llevar frutos malos. Se necesita trabajo incesante para cultivar la mente y sembrar en ella la preciosa semilla de la verdad bíblica.

"Se debe enseñar a los niños a rechazar las historias triviales y excitantes, y a buscar lecturas sensatas, que inducirán a la mente a interesarse en los relatos bíblicos, en la historia y sus argumentos. La lectura que arroje luz sobre el Sagrado Volumen y vivifique el deseo de estudiarlo, no es peligrosa sino beneficiosa".

Es imposible que los jóvenes posean un tono mental saludable y principios religiosos correctos a menos que les agrade leer la Palabra de Dios. Este libro contiene la historia más interesante, señala el camino de la salvación por Cristo, Y los guía hacia una vida superior y mejor. 161

(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

viernes, 15 de julio de 2011

48. Economía y Previsión


Consejos útiles
Ud. se ha dedicado a un negocio que en ocasiones le rendía grandes ganancias de una vez. Después de haber obtenido recursos, Ud. no aprendió a economizar para el tiempo en que no fuese tan fácil ganar dinero, sino que gastó mucho en necesidades imaginarias. Si Ud. y su esposa hubiesen comprendido que Dios les imponía el deber de sacrificar sus gustos y deseos a fin de proveer para lo futuro en vez de vivir meramente para lo presente, podría tener ahora lo suficiente y su familia podría gozar de las comodidades de la vida. Ud. tiene que aprender una lección. Es la de sacar el mejor provecho posible de lo poco.

Debieran ahorrar sistemáticamente
Si Ud. hubiese economizado debidamente podría disponer hoy de un capital para los casos de emergencia y para ayudar a la causa de Dios. Cada semana debiera poner en reserva una porción de su sueldo, y no tocarla a menos que fuera para hacer frente a una necesidad real o para devolverla al Dador en ofrenda a Dios. Los recursos que ganó no se han gastado sabia y económicamente, de modo que quedara un sobrante para un caso de enfermedad y su familia se viese privada de los recursos que Ud. gana para sostenerla. Ella debiera tener algo con que contar si Ud. se viese en situación difícil.

La cuenta de ahorros
Cada semana Ud. debiera colocar en lugar seguro cinco o diez dólares que no se habrían de usar sino en caso de enfermedad. Obrando con economía puede invertir algo que le reporte 154 interés. Mediante una administración sabia puede ahorrar algo después de pagar sus deudas.

Recuerde la causa de Dios a tiempo
Nadie piense que cumplirá con el sentir de Cristo si retiene avariciosamente su propiedad durante su vida y luego al morir lega una porción de ella a alguna causa benevolente.

El testamento
Muchos no se preocupan de hacer su testamento mientras gozan aparentemente de salud. Pero debieran tomar esa precaución; debieran conocer su situación financiera y no dejar que sus negocios se enreden. Deben ordenar su propiedad de manera que puedan dejarla en cualquier momento. Los testamentos deben hacerse de una manera que resista la prueba de la ley. Después de haber sido formulados, pueden permanecer durante años, y no causar ningún perjuicio.

La maldición de la riqueza acumulada
Los que adquieren riquezas con el propósito de guardarlas dejan a sus hijos la maldición de ellas. Hacer esto es un pecado, un terrible pecado que pone en peligro el alma de padres y madres, y se extiende a su posteridad. Con frecuencia los hijos gastan sus medios con insensata prodigalidad, en una vida desenfrenada, al punto de trocarse en mendigos. No conocen el valor de la herencia que derrocharon. Si sus padres y madres les hubiesen dado un buen ejemplo, al distribuir sus riquezas en vez de acumularlas, se habrían asegurado tesoros en los cielos y aun en este mundo habrían recibido en recompensa paz y felicidad y en la vida futura riquezas eternas. 155


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

47. La Integridad Comercial


La Biblia es fuente de principios
No hay ramo de negocios lícitos para el cual no provea la Biblia una preparación esencial. Sus principios de diligencia, honradez, economía, temperancia y pureza son el secreto del verdadero éxito. Estos principios, según los presenta el libro de Proverbios, constituyen un tesoro de sabiduría práctica. ¿Dónde pueden hallar el comerciante, el artesano, el director de hombres en cualquier ramo comercial, mejores máximas para sí y sus empleados que las que se encuentran en las palabras del sabio?

"¿Ves a un hombre diligente en sus negocios? se presentará delante de los reyes; no estará en presencia de hombres de baja esfera".
"El alma del perezoso desea, y nada tiene".
"El beodo y el comilón empobrecerán, y la somnolencia vestirá al hombre de andrajos".
Más de un hombre hubiera escapado al fracaso y a la ruina financiera, si hubiese tenido en cuenta las repetidas advertencias que se recalcan en las Escrituras:
"El que se apresura a enriquecerse no será inocente".
"Las riquezas adquiridas sin esfuerzo se menoscaban; pero el que recoge con mano laboriosa, las aumenta".
"Allegar tesoros con lengua mentirosa, es como el fugaz aliento de los que buscan la muerte".
"El que toma prestado es siervo de aquel que presta" .
"Llevará el daño aquel que sale por fiador de un extraño; mas el que odia las fianzas anda seguro".
Si al tratar con nuestros semejantes cometemos pequeñas faltas de honradez o fraudes más audaces, así trataremos también con Dios. Los hombres que persisten en una conducta ímproba 152 seguirán sus principios hasta defraudar a sus propias almas y perder el cielo y la vida eterna. Sacrificarán el honor y la religión por una mezquina ventaja mundanal.

Consejos a un deudor
Resuelva que nunca se volverá a endeudar. Niéguese mil cosas antes que endeudarse. El contraer deudas ha sido la maldición de su vida. Evítelo como evitaría la viruela. Haga un solemne pacto con Dios, de que por su bendición pagará sus deudas y no volverá a deber cosa alguna a nadie aun cuando haya de sustentarse con gachas de maíz y pan. Al ordenar la comida, es muy fácil gastar algunas monedas en algo adicional. Cuídense los centavos, y se ahorrarán pesos. Niéguese algo, por lo menos mientras le acosan las deudas. No vacile, no se desanime ni retroceda. Sacrifique sus gustos, rehúse satisfacer sus apetitos, ahorre sus centavos y pague sus deudas. Liquídelas cuanto antes. Cuando pueda erguirse nuevamente como hombre libre, que no deba a nadie nada, habrá obtenido una gran victoria.

Hay peligro en los extremos
Algunos no son discretos e incurren en deudas que podrían evitarse. Otros manifiestan una cautela que raya en incredulidad. Aprovechando las circunstancias podemos a veces invertir recursos tan ventajosamente que la obra de Dios se fortalecida y edificada, y esto no obstante habernos mantenido estrictamente fieles a los buenos principios. 153


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

46. Instrucciones a los Niños en Cuanto al Dinero *


Inculquémosles hábitos sencillos
Los padres deben criar a sus hijos en hábitos de dominio propio y abnegación. Deben recordarles constantemente su obligación de obedecer la Palabra de Dios y de vivir con el propósito de servir a Jesús. Han de enseñar a sus hijos que es necesario vivir de acuerdo con hábitos sencillos y evitar gastos elevados en los vestidos, la alimentación, el alojamiento y los muebles. Cuando los niños son aún muy tiernos, se les debe enseñar a leer, a escribir, a comprender los números, y a llevar sus propias cuentas. Pueden avanzar paso a paso en este conocimiento. Pero ante todo, debe enseñárseles que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría.

Los hijos y el dinero
Las ideas erróneas relativas al uso del dinero exponen a los jóvenes a muchos peligros. No se les debe sostener ni suministrarles dinero como si hubiese una provisión inagotable de la cual pueden sacar para satisfacer cualquier necesidad imaginaria. Se ha de considerar al dinero como un don que Dios nos ha confiado para llevar a cabo su obra, para establecer su reino, y los jóvenes deben aprender a poner freno a sus deseos.

Lecciones respecto al valor del dinero
El dinero que los jóvenes obtengan con muy poco esfuerzo no será apreciado. Algunos tienen que ganarlo trabajando arduamente y con privaciones. Pero ¡cuánto más seguros están los jóvenes que saben exactamente de dónde proviene el dinero 150 que gastan, que saben lo que cuestan sus ropas y sus alimentos, así como lo que se requiere para comprar una casa! Hay muchas maneras por las cuales los niños pueden ganar dinero y desempeñar su parte en cuanto a llevar ofrendas a Jesús, quien dio su vida por ellos. Debe enseñárseles que el dinero que ganan no les pertenece para gastarlo según su criterio inexperto, sino que han de usarlo juiciosamente y dar con fines misioneros. No han de contentarse con recibir dinero de su padre o de su madre y ponerlo en la tesorería como ofrenda, cuando no es suyo. Deben preguntarse: "¿Daré lo que nada me cuesta?"

Los niños pueden aprender a manifestar su amor por Cristo negándose bagatelas inútiles, en cuya compra se les va mucho dinero. En toda familia debe obrarse en consecuencia. Ello requiere tacto y método, pero resultará en la mejor educación que los niños puedan recibir. Si todos los niñitos presentasen sus ofrendas al Señor, sus donativos serían como los arroyuelos que, al fluir unidos, forman un río.

El mejor legado de los padres
El mejor legado que los padres pueden dejar a sus hijos es un conocimiento del trabajo útil y el ejemplo de una vida caracterizada por la benevolencia desinteresada. Por una vida tal demuestran el verdadero valor del dinero, que debe ser apreciado únicamente por el bien que realizará al aliviar las necesidades propias y ajenas y al adelantar la causa de Dios.151


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

45. Debe Practicarse la Economía


Cómo enseñó Cristo la economía
Cristo dio una vez a sus discípulos una lección de economía que merece cuidadosa atención. Realizó un milagro para alimentar a los millares de hambrientos que habían escuchado sus enseñanzas. Sin embargo, después que todos hubieron comido y quedado saciados, no permitió que se perdiesen los pedazos. El que podía, cuando ella lo necesitaba, alimentar a la vasta multitud por su poder divino, invitó a sus discípulos a recoger los pedazos, a fin de que nada se perdiese. Esta lección fue dada tanto para nuestro beneficio como para el de aquellos que vivían en tiempo de Cristo. El Hijo de Dios se preocupaba por las necesidades de la vida temporal. No descuidó los fragmentos rotos sobrantes del festín, aunque podía ofrecer otro igual cuando quisiera.

Sigamos a Cristo en la abnegación
A fin de familiarizarse con los chascos, pruebas y tristezas que afectan a los seres humanos, Cristo descendió a las más bajas profundidades de la desgracia y la humillación. Recorrió la senda que él pide a sus seguidores que recorran. Les dice: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz cada día, y sígame". Pero los que profesan ser cristianos no están siempre dispuestos a practicar la abnegación que el Salvador requiere. No están dispuestos a limitar sus deseos a fin de tener más recursos que dar al Señor. Uno dice: "Mi familia tiene gustos dispendiosos, y me cuesta mucho sostenerla". Esto demuestra que tanto él como su familia necesitan aprender las lecciones de economía enseñadas por la vida de Cristo.

A todos llega la tentación de satisfacer deseos egoístas y exorbitantes, pero recordemos que el Señor de la vida y la 146 gloria vino a este mundo para enseñar a la humanidad la lección de la abnegación. Los que no viven para sí no dedicarán cada peso a satisfacer sus necesidades imaginarias ni a proveerse de comodidades, sino que recordarán que están sirviendo a Cristo y que otros necesitan también comida y ropa.

Por qué hay que economizar
Mucho podría decirse a los jóvenes acerca del privilegio de ayudar a la causa de Dios aprendiendo lecciones de economía y abnegación. Muchos piensan que deben darse este o aquel otro gusto, y para hacerlo se acostumbran a vivir de un modo que consume todas sus entradas. Dios quiere que obremos mejor al respecto.

Pecamos contra nosotros mismos cuando nos quedamos satisfechos con tener lo suficiente para comer, beber y vestirnos. Dios nos presenta algo más elevado que esto. Cuando estemos dispuesto a hacer a un lado nuestros deseos egoístas y dediquemos las facultades del corazón y de la mente a trabajar en la causa de Dios, los agentes celestiales cooperarán con nosotros y nos harán una bendición para la humanidad. Aunque sea pobre, el joven laborioso y económico puede ahorrar un poco para la causa de Dios.

Cuidemos los centavos
No gastéis vuestros centavos ni vuestros pesos en comprar cosas innecesarias. Tal vez penséis que estas sumas pequeñas no representan mucho, pero estas muchas pequeñeces resultarán en un ingente total. Si pudiéramos, solicitaríamos los recursos que se gastan en cosas inútiles, en vestidos y satisfacciones egoístas. Por todos lados y en toda forma nos rodea la pobreza, y Dios nos ha impuesto el deber de aliviar de toda manera posible a la humanidad que sufre.

El Señor quiere que sus hijos se preocupen y sean serviciales. quiere que estudien cómo pueden economizar en todo y no malgastar cosa alguna. Parece muy pequeña la suma que se gasta diariamente en cosas inútiles pensando: "No son más que unos centavos"; pero147 multiplíquese esas cantidades por los días del año, y con el transcurso del tiempo las cifras parecerán casi increíbles.

Economicemos por principio
Aquellos cuyas manos están abiertas para responder a los pedidos de recursos con que sostener la causa de Dios y aliviar a los dolientes y menesterosos no se cuentan entre los que son flojos y morosos en el manejo de sus negocios. Tiene siempre cuidado de que sus salidas queden cubiertas por sus entradas. Son ahorrativos por principio, consideran que es un deber economizar a fin de tener algo que dar. 149


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)

44. Principios Financieros para la Familia


El dinero puede ser bendición o maldición
El dinero no es necesariamente una maldición; es algo de alto valor porque si se emplea correctamente puede hacer bien en la salvación de las almas y en beneficio de quienes son más pobres que nosotros. Por un uso pródigo o imprudente, el dinero llegará a ser un lazo para quien lo gaste. El que emplea el dinero para satisfacer su orgullo y ambición hace de él una maldición más bien que una bendición. El dinero prueba constantemente los afectos. Todo aquel que lo adquiera en mayor cantidad que la realmente necesaria debe solicitar sabiduría y gracia para conocer su propio corazón y guardar a éste con diligencia, no sea que tenga necesidades imaginarias y llegue a ser un mayordomo infiel, que use con prodigalidad el capital que le confió el Señor.

Procure cierta seguridad en la posesión de una casa
Si se hubiese continuado cumpliendo las leyes dadas por Dios, cuán diferente sería actualmente la condición del mundo, en lo moral, espiritual y temporal. No se manifestarían como ahora el egoísmo y el engreimiento, sino que cada uno demostraría bondadosa consideración por la felicidad y el bienestar ajenos. En vez de hallarse las clases más pobres bajo el férreo calcañar de los ricos, en vez de que los sesos de otros hombres pensasen por ellos en lo temporal y en lo espiritual, tendrían cierta oportunidad de ser independientes en sus pensamientos y acciones.

El saberse propietarios de sus propias casas les inspiraría un fuerte deseo de mejoría. No tardarían en adquirir habilidad 142 para hacer planes por su cuenta; inculcarían a sus hijos hábitos de laboriosidad y economía y sus intelectos quedarían grandemente fortalecidos. Se sentirían hombres, no esclavos, y podrían recuperar en gran medida el perdido respeto propio e independencia moral.

Una independencia loable
La independencia de cierta clase es loable. Es correcto que uno desee andar por su propia fuerza y no depender de otros por el pan que come. Es noble y generosa la ambición que dicta el deseo de sostenerse a sí mismo. Son necesarios los hábitos de laboriosidad y frugalidad.

Equilibrio del presupuesto
Son muchísimos los que no se han educado de modo que puedan mantener sus gastos dentro de los límites de sus entradas. No aprenden a adaptarse a las circunstancias, y vez tras vez piden dinero prestado y se abruman de deudas, por lo que se desaniman y descorazonan.

Llevad cuenta de los gastos
Los hábitos de complacencia propia, o la falta de tacto y habilidad de parte de la esposa y madre, pueden ser una carga constante para la tesorería; y sin embargo, tal vez piense esta madre que está haciendo lo mejor que puede, porque nunca se le enseñó a restringir sus necesidades y las de sus hijos, y nunca adquirió habilidad y tacto en los asuntos de la familia. Por esto puede ser que una familia necesite para su sostén dos veces más que otra igualmente numerosa. Todos deben aprender a llevar cuentas. Algunos descuidan este trabajo, como si no fuese esencial; pero esto es erróneo. Todos los gastos deben anotarse con exactitud.

Hacerles los gustos no es amarlos
No enseñes a vuestros hijos a pensar que vuestro amor hacia ellos debe expresarse satisfaciendo su orgullo, prodigalidad y amor a la ostentación. No es ahora el momento de inventar maneras 143 de consumir el dinero. Dedicad vuestras facultades inventivas a tratar de economizarlo.

El otro extremo: economía imprudente
No se honra a Dios cuando se descuida el cuerpo, o se lo maltrata, y así se lo incapacita para servirle. Cuidar del cuerpo proveyéndose alimento apetitoso y fortificante es uno de los principales deberes del ama de casa. Es mucho mejor tener ropas y muebles menos costosos que escatimar la provisión de alimento. Algunas madres de familia escatiman la comida en la mesa para poder obsequiar opíparamente a sus visitas. Esto es desacertado. Al agasajar huéspedes se debiera proceder con más sencillez. Atiéndase primero a las necesidades de la familia.

Una economía doméstica imprudente y las costumbres artificiales hacen muchas veces imposible que se ejerza la hospitalidad donde sería necesaria y beneficiosa. La provisión regular de alimento para nuestra mesa debe ser tal que se pueda convidar al huésped inesperado sin recargar a la señora de la casa con preparativos extraordinarios.

Asignación personal para la esposa
Debe asignar a su esposa cierta cantidad semanal y dejarle hacer lo que quiera con ese dinero. Ud. no le ha dado oportunidad de ejercer su tino o su gusto porque no comprende debidamente cuál es la posición que una esposa debe ocupar. La suya tiene una mentalidad excelente y bien equilibrada. No es vistiendo el cuerpo de tela burda ni privando al hogar de todo lo que contribuye a la comodidad, al buen gusto y a la conveniencia, como se logra que el corazón sea más puro o más santo. Dios no requiere que sus hijos se priven de lo que necesitan realmente para su salud y comodidad, pero no aprueba el desenfreno, la prodigalidad ni la ostentación.

Aprenda a ahorrar y a gastar
Debiera Ud. aprender a reconocer cuando hay que ahorra y cuando hay que gastar. No podemos decir que seguimos a 144 Cristo a menos que nos neguemos a nosotros mismos y llevemos la cruz. Debemos pagar lo que debemos a medida que avanzamos; levantar los puntos caídos; suprimir las pérdidas y saber exactamente lo que poseemos. Ud. debiera sacar la cuenta de todas las sumas pequeñas gastadas en complacerse a sí mismo.

Debiera notar cuánto gasta para satisfacer el gusto y cultivar un apetito epicúreo pervertido. El dinero derrochado en golosinas inútiles podría dedicarse a aumentar las comodidades y conveniencias del hogar. No necesita ser tacaño; pero debe ser honrado consigo mismo y con sus hermanos. Ser tacaño es abusar de las bondades de Dios. La, prodigalidad también es un abuso. Las pequeñas salidas que Ud. no considera dignas de mencionarse suman al fin una cantidad considerable.

El corazón que será guiado
No es necesario especificar aquí cómo puede practicarse la economía en todo detalle. Aquellos cuyo corazón esté plenamente entregado a Dios, y reciban su Palabra como su guía, sabrán cómo deben conducirse en todos los deberes de la vida. Aprenderán de Jesús, que es manso y humilde corazón; y al cultivar la mansedumbre de él, cerrarán la puerta a innumerables tentaciones. 145


(Felicidad Y Armonía En El Hogar de E. G. de White)