11. Los Casamientos Apresurados
Peligros de los compromisos infantiles.-
No se han de favorecer los matrimonios tempranos. Un compromiso tan importante como el matrimonio y de resultados tan trascendentales no debe contraerse con precipitación, sin la suficiente preparación y antes de que las facultades intelectuales y físicas estén bien desarrolladas.*
Los muchachos y las niñas contraen matrimonio sin amor y criterio maduros, sin sentimientos elevados y nobles, y aceptan los votos matrimoniales completamente impulsados por sus pasiones juveniles. . . .
Los afectos formados en la infancia han terminado frecuentemente en uniones desgraciadas, o separaciones deshonrosas. Rara vez han resultado felices las uniones tempranas, si han sido hechas sin el consentimiento de los padres. Deberían mantenerse sujetos los afectos juveniles hasta que llegue el tiempo en que la edad y la experiencia suficientes permitan libertarlos con honra y seguridad. Los que no se dejan sujetar están en peligro de vivir una vida desdichada. El joven que aun no ha pasado los veinte años es un pobre juez de la idoneidad de una persona tan joven como él para ser la compañera de su vida. Una vez que ha madurado su criterio, se contemplan atados uno a otro para siempre, y quizá sin condiciones para hacerse mutuamente felices. Entonces, en vez de 67 tratar de sacar el mejor partido de su suerte, se hacen recriminaciones, la brecha se agranda hasta sentir completa indiferencia el uno hacia el otro. La palabra hogar no tiene nada de sagrado para ellos. Hasta su misma atmósfera está envenenada por palabras duras y amargos reproches.*
Los matrimonios prematuros son causa de una vasta cantidad de los males que existen hoy. Cuando se contrae matrimonio en una época demasiado temprana de la vida, no se fomenta la salud física ni el vigor mental. Se razona enteramente poco en cuanto a este asunto. Muchos jóvenes proceden por impulso. Con demasiada frecuencia dan precipitadamente este paso, que los afecta seriamente para bien o mal, que puede ser una bendición o una maldición para toda la vida. Muchos no quieren escuchar la voz de la razón o instrucción desde un punto de vista cristiano.*
Satanás está constantemente atareado para apresurar a los jóvenes inexpertos hacia una alianza matrimonial. Cuanto menos nos gloriemos de los casamientos que se contraen hoy, mejor será.*
Como consecuencia de los casamientos apresurados, aun entre el pueblo de Dios, se producen separaciones, divorcios y gran confusión en la iglesia.*
¡Qué contraste entre la conducta de Isaac y la de la juventud de nuestro tiempo, aun entre los que se dicen cristianos! Los jóvenes creen con demasiada frecuencia que la entrega de sus afectos es un asunto en el cual tienen que consultarse únicamente a si mismos, un asunto en el cual no deben intervenir ni Dios ni los padres. Mucho antes de llegar a la edad madura, se creen competentes para hacer su propia elección sin la ayuda de sus padres. Suelen bastarles unos años de matrimonio para convencerlos de su error; pero muchas veces es demasiado tarde para evitar las consecuencias perniciosas. La falta de sabiduría y dominio propio que los indujo a hacer una elección apresurada agrava el mal hasta que el68 matrimonio llega a ser un amargo yugo. Así han arruinado muchos su felicidad en esta vida y su esperanza de una vida venidera.*
Obreros potenciales enredados.-
Ciertos jóvenes han recibido la verdad y corrido bien por un tiempo, pero Satanás ha tejido sus mallas en derredor de ellos en forma de compromisos imprudentes y casamientos desafortunados. Vio que esta era la manera más eficaz de seducirlos y apartarlos del sendero de la santidad.*
Se me ha mostrado que los jóvenes de hoy no comprenden de veras su grave peligro. Son muchos los jóvenes a quienes Dios aceptaría como obreros en los varios ramos de su obra, pero Satanás interviene y los enreda de tal manera en su telaraña que los tales se apartan de Dios y carecen de poder en su obra. Satanás trabaja con agudeza y perseverancia. Sabe exactamente cómo puede entrampar a los incautos, y es un hecho alarmante que son pocos los que logran escapar a sus asechanzas. No ven el peligro y no se precaven contra sus ardides. Los induce a dedicarse mutuamente sus afectos sin recurrir a la sabiduría de Dios, ni a la de aquellos a quienes él envió para dar advertencias, reprensiones y consejos. Creen bastarse a sí mismos y no quieren tolerar restricción alguna.*
Consejos a un adolescente.-
Tus ideas infantiles acerca del amor a las niñas no comunica a nadie una alta opinión de ti. Al dar rienda suelta a tus pensamientos en tal sentido, incapacitas tu mente para el estudio. Te verás inducido a frecuentar compañías impuras; se corromperán tus costumbres y las de otros. Así precisamente se me presenta tu caso, y mientras insistas en hacer tu voluntad, cualquier persona que procure guiarte, influir en ti o refrenarte encontrará la más resuelta resistencia porque tu corazón no está en armonía con la verdad y la justicia.*
La disparidad de edades.-
Aunque los cónyuges carezcan de riquezas materiales, deben poseer el tesoro mucho más precioso 69de la salud. Y por lo general no debería haber gran disparidad de edad entre ellos. El desprecio de esta regla puede acarrear una grave alteración de salud para el más joven. También es frecuente en tales casos que los hijos sufran perjuicio en su vigor físico e intelectual. No pueden encontrar en un padre o en una madre ya de edad el cuidado y la compañía que sus tiernos años requieren, y la muerte puede arrebatarles a uno de los padres cuando más necesiten su amor y dirección.* 70
12. La Compatibilidad
Adaptados el uno al otro.-
En muchas familias no existe aquella cortesía cristiana, aquella urbanidad verdadera, deferencia y respeto de unos hacia otros que habrían de preparar a sus miembros para casarse y formar familias felices. En lugar de paciencia, bondad, tierna cortesía, así como simpatía y amor cristianos, se notan palabras mordaces, ideas que contrarían y un espíritu de crítica y dictadura.*
Muchas veces ocurre que antes de casarse las personas tienen poca oportunidad de familiarizarse con sus mutuos temperamentos y costumbres; y en cuanto a la vida diaria, cuando unen sus intereses ante el altar, casi no se conocen. Muchos descubren demasiado tarde que no se adaptan el uno al otro, y el resultado de su unión es una vida miserable. Muchas veces sufren la esposa y los niños a causa de la indolencia, la incapacidad o las costumbres viciosas del marido y padre.*
Hoy está el mundo lleno de miseria y pecado a consecuencia de los matrimonios mal concertados. En muchos casos se requiere sólo pocos meses para que el esposo o la esposa se percate de que sus temperamentos nunca podrán armonizar, y el resultado es que reina en el hogar la discordia, cuando sólo deberían existir el amor y la armonía del cielo.
Las discusiones por asuntos triviales cultivan un espíritu amargo. Los francos desacuerdos y los altercados causan indescriptible desgracia en el hogar, y apartan a los que deberían estar unidos por los lazos del amor. Miles se han sacrificado a 71 sí mismos, en alma y cuerpo, por causa de matrimonios imprudentes, y han descendido por la senda de la perdición.*
Divergencias perpetuas en un hogar dividido.-
La felicidad y prosperidad de la vida matrimonial dependen de la unidad de los cónyuges. ¿Cómo puede armonizar el ánimo carnal con el ánimo que se ha asimilado el sentir de Cristo? El uno siembra para la carne, piensa y obra de acuerdo con los impulsos de su corazón; el otro siembra para el Espíritu, tratando de reprimir el egoísmo, vencer la inclinación propia y vivir en obediencia al Maestro, cuyo siervo profesa ser. Así que hay una perpetua diferencia de gusto, inclinación y propósito. A menos que el creyente gane al impenitente por su firme adhesión a los principios cristianos, lo más común es que se desaliente y venda esos principios por la compañía de una persona que no está relacionada con el Cielo.*
Casamientos arruinados por la incompatibilidad.-
Muchos casamientos no pueden sino producir desgracia; y sin embargo el ánimo de los jóvenes los induce a contraerlos porque Satanás los inclina a ello, haciéndoles creer que deben casarse para ser felices, cuando no son capaces de dirigirse a sí mismos ni sostener una familia. Los que no están dispuestos a adaptarse el uno al otro en sus disposiciones, para evitar las divergencias y contiendas desagradables, no debieran dar aquel paso. Pero ésta es una de las trampas seductoras de los postreros días, en las que miles quedan arruinados para esta vida y la venidera.*
Consecuencias del amor ciego.-
Toda facultad de los que son afectados por esta enfermedad contagiosa: el amor ciego, queda sometida a ella. Parecen desprovistos de buen sentido, y su conducta repugna a quienes la contemplan. . . . En muchos casos, la enfermedad hace crisis con un casamiento prematuro, y una vez pasada la novedad y disipado el poder hechicero del galanteo, una de las partes o ambas se despiertan y comprenden la situación verdadera. Se reconocen entonces 72 mal apareados, pero unidos para toda la vida. Ligados el uno con el otro por los votos más solemnes, consideran con desaliento la vida miserable que les tocará llevar. Debieran entonces sacar el mejor partido posible de su situación pero muchos no obran así. O faltan a sus votos matrimoniales o amargan de tal manera el yugo que insistieron en colocar sobre su propia cerviz que no pocos acaban cobardemente con su existencia.* De allí en adelante ambos esposos debieran dedicarse a estudiar la manera de evitar todo lo que pudiera causar contienda o inducirles a violar sus votos matrimoniales.*
La experiencia ajena alecciona.-
El Sr. A. está dotado de una naturaleza que Satanás emplea como instrumento con éxito asombroso. Se trata de un caso que debiera enseñar una lección a los jóvenes acerca del matrimonio. Su esposa se guió por los sentimientos e impulsos, no por la razón y el juicio, al elegir cónyuge. ¿Fue su casamiento el resultado de un amor verdadero? No, de ningún modo. Fue resultado del impulso, de la pasión ciega, no santificada. Ni el uno ni el otro estaban preparados para las responsabilidades de la vida matrimonial. Cuando la novedad del nuevo estado se disipó y cada uno conoció al otro, ¿llegó su amor a ser más fuerte, su afecto más profundo, y se fusionaron sus vidas en hermosa armonía? Sucedió precisamente lo opuesto. Los peores rasgos de su carácter se intensificaron con el ejercicio; y en vez de estar henchida de felicidad, su vida matrimonial rebosó de aflicción.*
Durante años, he venido recibiendo cartas de diferentes personas que habían contraído matrimonios infortunados, y las historias repugnantes que me fueron presentadas bastan para hacer doler el corazón. No es ciertamente cosa fácil decidir qué clase de consejos se puede dar a estas personas desdichadas, ni cómo se podría aliviar su condición, pero por lo menos su triste suerte debe servir de advertencia para otros.* 74
13. La Preparación Doméstica
Es parte esencial de la educación.-
Bajo ningún pretexto débese contraer matrimonio hasta que ambas partes conozcan los deberes de la vida doméstica práctica. La esposa debe tener cultura mental y buenos modales, a fin de estar capacitada para educar debidamente a los hijos que le sean dados.*
Muchas mujeres, tenidas por bien educadas y graduadas con honores en alguna institución de enseñanza, son vergonzosamente ignorantes en cuanto a los deberes prácticos de la vida. Carecen de las cualidades necesarias para la correcta ordenación de la familia, cosa esencial para su felicidad. Pueden hablar de la elevada esfera de la mujer y de sus derechos, y, no obstante, estar ellas mismas muy por debajo de la esfera verdadera.
Es derecho de toda hija de Eva poseer un perfecto conocimiento de los deberes domésticos y ser enseñada en cada ramo de sus ocupaciones. Toda joven debe estar educada de tal modo que si se la llama a ocupar el puesto de esposa y madre pueda presidir como una reina en sus dominios. Debiera ser del todo competente para guiar e instruir a sus hijos y para dirigir a sus sirvientes o, si necesario fuese, suplir con sus propias manos las necesidades de su familia. Tiene el derecho de comprender el mecanismo del cuerpo humano y los principios de la higiene, lo referente a la dieta y el vestido, el trabajo y la recreación y a un sinnúmero de otras cosas que se relacionan íntimamente con el bienestar de su familia. Tiene derecho de obtener un conocimiento de los métodos 75 mejores para el tratamiento de las enfermedades que le permita cuidar a sus hijos cuando estén enfermos en lugar de abandonar sus preciosos tesoros en las manos de enfermeras y médicos extraños.
El concepto de que la ignorancia acerca de la ocupación provechosa constituye una característica esencial del verdadero caballero o la dama, es contrario al designio de Dios en la creación del hombre. La ociosidad es un pecado y la ignorancia acerca de los deberes ordinarios es el resultado de la insensatez; y en el resto de la vida dará amplio motivo para lamentarla amargamente.*
Las jóvenes piensan que cocinar y hacer otras tareas de la casa es trabajo servil; y por lo tanto, muchas que se casan y deben atender a una familia tienen muy poca idea de los deberes que incumben a la esposa y madre. Debiera ser ley que los jóvenes no se casaran mientras no sepan cuidar de los hijos que pudiera tener la familia. Deben saber cuidar de esta casa que Dios les dio. A menos que comprendan las leyes que Dios estableció en su organismo, no pueden entender su deber para con Dios o hacia sí mismos.*
Debiera enseñarse en el colegio.-
La educación que los jóvenes de uno y otro sexo que asisten a nuestros colegios debieran recibir en la vida doméstica, merece especial atención. En la tarea de edificar el carácter, es de gran importancia que se enseñe a los alumnos que asisten a nuestros colegios a hacer el trabajo que se les asigna y librarse de toda tendencia a la pereza. Han de familiarizarse con los deberes de la vida diaria. Se les debiera enseñar a cumplir bien y esmeradamente sus deberes domésticos, con el menor ruido y confusión posible. Todo debiera hacerse decentemente y con orden. La cocina y cualquier otra parte de la casa debe tenerse barrida y limpia. Los libros debieran poder guardarse hasta el momento debido y los estudios no debieran ser más que los que sea posible atender sin descuidar los deberes domésticos. El 76 estudio de los libros no debiera absorber la mente con descuido de las obligaciones del hogar, de las cuales depende la comodidad de la familia.
En el cumplimiento de estos deberes debieran vencerse los hábitos de indiferencia, incuria y desorden; porque, a menos que se corrijan, esos hábitos serán introducidos en toda fase de la vida y ésta verá arruinada su utilidad.*
Resulta indispensable.-
Muchos de los ramos de estudio que consumen el tiempo del alumno, no son esenciales para la utilidad y la felicidad; en cambio es esencial que todo joven se familiarice con los deberes de la vida diaria. Si fuera necesario, una joven podría prescindir del conocimiento del francés y de la álgebra, o hasta del piano, pero es indispensable que aprenda a hacer buen pan, vestidos que le sienten bien y desempeñar eficientemente los diversos deberes pertenecientes al hogar.
Para la salud y la felicidad de toda la familia, nada es de tan vital importancia como la pericia e inteligencia de la cocinera. Con comidas mal preparadas y malsanas podría estorbar y hasta arruinar tanto la utilidad del adulto como el desarrollo del niño. Del mismo modo, al proveer alimentos adaptados a las necesidades del cuerpo y al mismo tiempo atractivos y sabrosos, puede llevar a cabo tanto en la debida dirección como de otra manera llevaría a cabo en la mala. Así que, en muchos sentidos, la felicidad de la vida está ligada a la fidelidad con que se desempeñan los deberes comunes.*
Aplíquense los principios de la higiene.-
Se debería prestar más atención de la que comúnmente se concede a los principios de higiene que se aplican al régimen alimenticio, al ejercicio, al cuidado de los niños, al tratamiento de los enfermos, y a muchos asuntos semejantes.*
En el estudio de la higiene, el maestro atento aprovechará toda oportunidad para mostrar la necesidad de una perfecta limpieza, tanto de las costumbres personales como del ambiente 77 en que uno vive.... Enséñese a los alumnos que un dormitorio que reúna todas las condiciones higiénicas, una cocina limpia, y una mesa arreglada con gusto y saludablemente provista lograrán más para la obtención de la felicidad de la familia y la consideración de cualquier visitante sensato, que cualquier conjunto de muebles costosos que adornen la sala. No es menos necesario ahora que cuando fue enseñada hace mil ochocientos años, por el Maestro divino, la lección: "La vida más es que la comida, y el cuerpo que el vestido."*
Los hábitos de laboriosidad aconsejados.-
Vd. tiene peculiaridades de carácter que es necesario disciplinar severamente y dominar resueltamente antes que pueda contraer matrimonio con seguridad. Por lo tanto no debe pensar en casarse hasta que haya vencido los defectos de su carácter, porque no sería una esposa feliz. Vd. no se ha educado para el trabajo doméstico sistemático. No vio la necesidad de adquirir hábitos de laboriosidad. El hábito de hallar placer en el trabajo útil, una vez contraído, no se pierde jamás. Una persona está entonces preparada para verse colocada en cualesquiera circunstancias de la vida, y en condición para hacerles frente. Aprenderá a deleitarse en la actividad. Si haya placer en trabajo útil, su mente se dedicará a su ocupación, y no hallará tiempo para ensueños y fantasías. El conocimiento del trabajo útil comunicará a su mente inquieta y descontenta energía, eficiencia y una dignidad conveniente y modesta, que impondrá respeto.*
Valor de la educación práctica para los jóvenes.-
Muchos que consideran necesario que un hijo sea educado para poder sostenerse en lo futuro parecen creer que es por completo optativo para su hija el que se eduque o no para ser independiente y capaz de sostenerse. Por lo general, en la escuela aprende poco de lo que puede recibir uso práctico para ganar el pan cotidiano; y al no recibir en la casa instrucción en los 78 misterios de la cocina y de la vida doméstica, se cría totalmente inútil, como una carga para sus padres....
Una mujer a la cual se le enseñó a atenderse a sí misma está también preparada para atender a otras personas. Nunca será una carga en la familia o en la sociedad. Cuando la fortuna le sea desfavorable, habrá en alguna parte lugar para ella, donde pueda ganarse honradamente la vida y ayudar a quienes dependan de ella. Las mujeres debieran prepararse para alguna ocupación en la cual puedan ganarse la vida si fuere necesario. Pasando por alto otros empleos honorables, toda joven debiera aprender a hacerse cargo de los asuntos domésticos del hogar, debiera ser cocinera, tenedora de libros, costurera. Debiera entender todas las cosas que debe conocer una dueña de casa, sea su familia rica o pobre. Luego, si llega a sufrir reveses, está preparada para cualquier emergencia; se ve, en cierto modo, independiente de las circunstancias.*
El conocimiento de los deberes domésticos es de incalculable valor para toda mujer. Hay familias sin cuento cuya felicidad queda arruinada por la ineficiencia de la esposa y madre. No es tan importante que nuestras hijas aprendan pintura, trabajos de fantasía, música, ni siquiera la "raíz cúbica," o las figuras de la retórica, como que aprendan a cortar, confeccionar y componer su propia ropa y a preparar el alimento en forma saludable y apetitosa. Cuando una niña tiene nueve o diez años de edad se debiera exigir de ella que tome sobre sí una parte de los deberes domésticos permanentemente, a medida que sea capaz, y se la debiera tener por responsable de la manera en que la desempeña. Fue un padre sabio aquel que, cuando le preguntaron lo que se proponía hacer con sus hijas respondió: "Me propongo hacerlas aprendizas de su excelente madre a fin de que aprendan el arte de aprovechar el tiempo y se preparen para ser esposas y madres de familia y miembros útiles de la sociedad."* 79
El futuro esposo debe ser ahorrativo y laborioso.-
En los tiempos antiguos era costumbre que el novio, antes de confirmar el compromiso del matrimonio, pagara al padre de su novia, según las circunstancias, cierta suma de dinero o su valor en otros efectos. Esto se consideraba como garantía del matrimonio. No les parecía seguro a los padres confiar la felicidad de sus hijas a hombres que no habían hecho provisión para mantener una familia. Si no eran bastante frugales y enérgicos para administrar sus negocios y adquirir ganado o tierras, se temía que su vida fuese inútil. Pero se hacían arreglos para probar a los que no tenían con que pagar la dote de la esposa. Se les permitía trabajar para el padre cuya hija amaban, durante un tiempo, que variaba según la dote requerida. Cuando el pretendiente era fiel en sus servicios, y se mostraba digno también en otros aspectos, recibía a la hija por esposa, y, generalmente, la dote que el padre había recibido se la daba a ella el día de la boda....
Esta antigua costumbre, aunque muchas veces se prestaba al abuso, como en el caso de Labán, producía buenos resultados. Cuando se pedía al pretendiente que trabajara para conseguir a su esposa, se evitaba un casamiento precipitado, y se le permitía probar la profundidad de sus afectos y su capacidad para mantener a su familia. En nuestro tiempo, resultan muchos males de una conducta diferente.*
Nadie resulta excusable por carecer de capacidad financiera. De muchos hombres se puede decir: El tal es bondadoso, amable, generoso, hombre bueno y cristiano; pero no está capacitado para manejar sus propios asuntos. Cuando se trata de desembolsar recursos, no es más que un niño. Sus padres no le enseñaron a comprender y practicar los principios del sostén propio.* 81
14. La Verdadera Conversión es Necesaria
La religión asegura la felicidad.-
En la familia la religión es un poder admirable. La conducta de esposo hacia la esposa y de ésta para con él puede ser de tal carácter que hará de la vida en el hogar una preparación para ingresar en la familia del cielo. Los corazones que están henchidos del amor de Cristo no pueden separarse mucho. La religión es amor, y el hogar cristiano es un lugar donde el amor reina y halla expresión en palabras y actos de bondad servicial y gentil cortesía.*
Se necesita religión en el hogar. Unicamente ella puede impedir los graves males que con tanta frecuencia amargan la vida conyugal. Unicamente donde reina Cristo puede haber amor profundo, verdadero y abnegado. Entonces las almas quedarán unidas, y las dos vidas se fusionarán en armonía. Los ángeles de Dios serán huéspedes del hogar, y sus santas vigilias santificarán la cámara nupcial., Quedará desterrada la degradante sensualidad. Los pensamientos serán dirigidos hacia arriba, hacia Dios; y a él ascenderá la devoción del corazón. En toda familia donde Cristo more, se manifestará tierno interés y amor mutuo; no un amor espasmódico que se exprese sólo en caricias, sino un amor profundo y permanente.*
El cristianismo debe regirnos.-
El cristianismo debiera tener una influencia dominadora sobre la relación matrimonial; 82 pero con demasiada frecuencia los móviles que conducen a esta unión no se ajustan a los principios cristianos. Satanás está constantemente tratando de fortalecer su poderío sobre el pueblo de Dios induciéndolo a aliarse con sus súbditos; y para lograr esto, trata de despertar pasiones impuras en el corazón. Pero en su Palabra el Señor ha indicado clara y terminantemente a su pueblo que no se una con aquellos en cuyo corazón no mora su amor.*
Consejos a una pareja recién casada.-
El matrimonio es una unión para toda la vida y un símbolo de la unión entre Cristo y su iglesia. El espíritu que Cristo manifiesta hacia su iglesia es el espíritu que los esposos han de manifestar el uno para con el otro. Si aman a Dios en forma suprema, se amarán el uno al otro en el Señor; siempre se tratarán con cortesía y obrarán en cooperación. En su abnegación mutua y sacrificio de sí mismos, serán una bendición el uno para el otro....
Ambos necesitáis convertiros. Ni el uno ni el otro tenéis una idea correcta de lo que significa obedecer a Dios. Estudiad estas palabras: "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, derrama." Espero sinceramente que ambos llegaréis a ser verdaderos hijos de Dios, siervos a quienes él pueda confiar responsabilidades. Entonces tendréis paz, confianza y fe. Sí, ambos podéis ser cristianos, felices y consecuentes. Cultivad la agudeza de percepción, a fin de saber elegir lo bueno y rechazar lo malo. Estudiad la Palabra de Dios. El Señor Jesús quiere que os salvéis. Le ha preservado maravillosamente a Vd., hermano mío, para que su vida resulte útil. Haga con ella todas las buenas obras que pueda.
A menos que sintáis un ferviente deseo de llegar a ser hijos de Dios, no comprenderéis claramente cómo podéis ayudaros el uno al otro. Sed siempre tiernos y serviciales el uno para con el otro, renunciando a vuestros propios deseos 83 y propósitos para hacemos mutuamente felices. Podéis progresar día tras día en el conocimiento propio. Día tras día podéis aprender mejor a fortalecer los puntos débiles de vuestro carácter. El Señor Jesús será vuestra luz, vuestra fuerza, vuestra corona de regocijo, porque habréis sometido vuestra voluntad a la suya. . . .
Necesitáis tener en vuestro corazón la gracia divina subyugadora. No codiciéis una vida de comodidad e inactividad. Todos los que están relacionados con la obra de Dios deben estar constantemente en guardia contra el egoísmo. Mantened vuestra lámpara aderezada y ardiendo. Entonces no seréis temerarios en vuestras palabras y acciones. Ambos seréis felices si procuráis agradaros mutuamente. Mantened cerradas las ventanas del alma hacia la tierra y abiertas las que miran hacia el cielo.
Hombres y mujeres pueden alcanzar una norma elevada, si tan sólo quieren reconocer a Cristo como su Salvador personal. Entregándolo todo a Dios, velad y orad. El saber que lucháis para obtener la vida eterna os fortalecerá y consolará a ambos. Habéis de ser luces en el mundo por vuestros pensamientos, palabras y actos. Disciplinaos en el Señor; porque él os ha confiado cometidos sagrados, que no podéis desempeñar debidamente sin esa disciplina. Por creer en Jesús, no sólo habéis de salvar vuestras almas, sino que por precepto y ejemplo debéis procurar salvar otras almas. Haced de Cristo vuestra modelo. Ensalzadle como al único que puede daros poder para vencer. Destruid por completo la raíz del egoísmo. Magnificad a Dios, porque sois sus hijos. Glorificad a vuestro Redentor, y él os dará un lugar en su reino.* 84
(El Hogar Cristiano de E. G. de White)
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