La Utilidad De Los Ancianos No Ha Cesado. Los ancianos también necesitan sentir la benéfica influencia de la
familia. En el hogar de hermanos y hermanas en Cristo es donde mejor puede
mitigarse la pérdida de los suyos. Si se los anima a tomar parte en los
intereses y ocupaciones de la casa, se los ayudará a sentir que aún conservan
su utilidad. Hacedles sentir que se aprecia su ayuda, que aún les queda algo
que hacer en cuanto a servir a los demás, y esto les alegrará el corazón e
infundirá interés a su vida. MC 155 (1905).
El Ambiente Familiar Es Deseable. En cuanto sea posible, haced que permanezcan entre amigos y
asociaciones familiares aquellos cuyas canas y pasos vacilantes muestran que
van acercándose a la tumba. Únanse en los cultos con quienes han conocido y amado.
Sean atendidos por manos amorosas y tiernas. 155, 156 (1905).
Los Hogares De Ancianos No Son El Remedio. Constantemente se hace hincapié en la necesidad de cuidar a nuestros
hermanos y hermanas ancianos que no tienen hogar. 776 ¿Qué puede hacerse por
ellos? La luz que el Señor me ha dado ha sido la misma que en otras ocasiones:
No es lo mejor establecer instituciones para el cuidado de los ancianos, a fin
de que puedan estar juntos, en compañía. Tampoco debe despedírselos de la casa
para que sean atendidos en otra parte. Que los miembros de cada familia
atiendan a sus propios parientes. Cuando esto no sea posible, la obra incumbe a
la iglesia, y debe ser aceptada como deber y privilegio. Todos los que tienen
el espíritu de Cristo considerarán a los débiles y ancianos con respeto y
ternura especiales. 2JT 509, 510 (1900).
Endulza Y Refina La Vida. La presencia en nuestras casas de uno de estos desamparados es una
preciosa oportunidad para cooperar con Cristo en su ministerio de gracia y
desarrollar rasgos de carácter como los suyos. Hay bendición en la asociación
de ancianos y jóvenes. Estos últimos pueden llevar rayos de sol al corazón y la
vida de los ancianos. Quienes van desprendiéndose de la vida necesitan del
beneficio resultante del trato con la juventud llena de esperanza y ánimo. Los
jóvenes también pueden obtener ayuda de la sabiduría y experiencia de los
ancianos. Más que nada necesitan aprender a servir con abnegación. La presencia
de alguien que necesita simpatía, longanimidad y amor abnegado será de
inestimable bendición para más de una familia. Suavizará y pulirá la vida del
hogar, y sacará a relucir en viejos y jóvenes las gracias cristianas que los
revestirán de divina belleza y los enriquecerán con tesoros imperecederos del
cielo. MC 156 (1905).
Jóvenes Y Ancianos Deben Unir Sus Fuerzas. Qué conmovedor es ver a los jóvenes y los ancianos cuando confían uno
en el otro; cuando el joven busca en el anciano consejo y sabiduría, y el
anciano busca en el joven ayuda y simpatía. Así debe ser. Dios quiere que los
jóvenes tengan tales cualidades de carácter que encuentren deleite en la
compañía de los ancianos, que estén unidos por los vínculos del 777 afecto
hacia los que se están acercando al borde de la tumba. Carta 6, 1886; (SD
161).
El Cuidado De Los Padres Ancianos. Se debe a los padres mayor grado de amor y respeto que a ninguna otra
persona. Dios mismo, que les impuso la responsabilidad de guiar las almas
puestas bajo su cuidado, ordenó que durante los primeros años de la vida, los
padres estén en lugar de Dios para sus hijos. El que desecha la legítima
autoridad de sus padres, desecha la autoridad de Dios. El quinto mandamiento no
sólo requiere que los hijos sean respetuosos, sumisos y obedientes a sus
padres, sino que también los amen y sean tiernos con ellos, que alivien sus
cuidados, que escuden su reputación y que los ayuden y consuelen en su vejez.
También les encarga que sean considerados con los ministros y gobernantes, y
con todos aquellos en quienes Dios ha delegado autoridad. PP 316 (1890).
El Vigor Declina A Medida Que Avanzan Los Años. Quienes hayan de cuidar ancianos deben recordar que éstos, más que
nadie, necesitan cuartos abrigados y cómodos. Con los años, el vigor declina y
mengua la fuerza vital con la cual resistir las influencias malsanas. De ahí
que sea tan necesario proporcionar a las personas de edad mucha luz y mucho
aire puro. MC 209 (1905).
Cuando Declina El Vigor Mental. Sucede con frecuencia que las personas ancianas no están dispuestas a
comprender ni reconocer que su fuerza mental está decayendo. Acortan sus días
asumiendo preocupaciones que corresponden a sus hijos. Satanás obra a menudo
sobre su imaginación y las induce a sentir una ansiedad continua respecto de su
dinero. Este llega a ser su ídolo y lo guardan con cuidado avariento. Hasta se
privan a veces de muchas comodidades de la vida y trabajan más de lo que les
permiten sus fuerzas, en vez de usar los recursos que tienen. De esta manera
778 sufren constante necesidad por temor a que en algún tiempo futuro tengan
que pasar miseria.
Todos estos temores tienen su origen en Satanás.
Él excita los órganos que los inducen a sentir temores y celos serviles que
corrompen la nobleza del alma y destruyen los pensamientos y sentimientos
elevados. Tales personas son insanas respecto del dinero.
Si ellas asumiesen la actitud que Dios quiere que
asuman, sus postreros días podrían ser los mejores y más felices. Quienes
tienen hijos en cuya honradez y juicioso manejo tienen motivos para confiar,
deben dejar que ellos los hagan felices. A menos que obren así, Satanás se
aprovechará de su falta de fuerza mental, y manejará todo en su lugar. Deben de
poner la ansiedad y las cargas, ocupar su tiempo tan felizmente como puedan, y
prepararse así para el cielo. 1JT 173 (1864).
El Recuerdo De Lo Sucedido Recientemente Pasa Pronto. El que ha crecido en el servicio a Dios puede olvidar las cosas que
están sucediendo a su alrededor y los acontecimientos de su infancia. ¡Oh, que
los jóvenes puedan comprender cuán importante es mantener la mente libre de
pensamientos corruptores, pura y limpia, y preservar el alma de toda práctica
degradante; porque la pureza o la impureza de la juventud se refleja en la
ancianidad! HHD 80 (1894).
Los Rasgos Se Acentúan En La Ancianidad. Vi a David suplicando al Señor que no lo abandonase cuando fuese
viejo; vi qué causa le arrancaba esta ferviente oración. Veía él que la mayoría
de los ancianos que lo rodeaban eran desgraciados, y que las características
desfavorables de su carácter se intensificaban especialmente con la edad. Si
por naturaleza las personas eran avarientas y codiciosas, lo eran hasta un
punto muy desagradable en su vejez. Si eran celosas, inquietas e impacientes,
lo eran especialmente en la edad provecta. 1JT 172 (1864). 779
Celos Incontrolados Y Falta De Juicio. David sentía gran angustia al ver que los reyes y nobles que parecían
haber temido a Dios mientras gozaban de la fuerza de su virilidad, se ponían
celosos de sus mejores amigos y parientes cuando llegaban a viejos. Temían de
continuo que fuesen motivos egoístas los que inducían a sus amigos a manifestar
interés por ellos. Escuchaban las sugestiones y los consejos engañosos de los
extraños respecto de aquellos en quienes debieran haber confiado. Sus celos
irrefrenados ardían a veces como llamas, porque no todos concordaban con su
juicio decrépito. Su avaricia era horrible. A menudo pensaban que sus propios
hijos y deudos deseaban que muriesen para reemplazarlos, poseer sus riquezas y
recibir los homenajes que se les concedían. Y algunos estaban de tal manera
dominados por sus sentimientos celosos y codiciosos que llegaban hasta a matar
a sus propios hijos. 1JT 172 (1864).
Oración De David Por Su Ancianidad. David notaba que aunque había sido recta la vida de algunos mientras
disfrutaban de la fuerza de la virilidad, al sobrevenirles la vejez parecían
perder el dominio propio. Satanás intervenía y guiaba su mente, volviéndolos
inquietos y descontentos. Veía que muchos ancianos parecían abandonados por
Dios y se exponían al ridículo y al oprobio de los enemigos de él.
David quedó profundamente conmovido y se
angustiaba al pensar en su propia vejez. Temía que Dios lo abandonase y que, al
ser tan desdichado como otras personas ancianas cuya conducta había notado,
quedara expuesto al oprobio de los enemigos del Señor. Sintiendo esta
preocupación, rogó fervientemente: "No me deseches en el tiempo de la
vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. . . Oh Dios, enseñásteme
desde mi mocedad; y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Y aun hasta la
vejez y las canas; oh Dios, no me desampares, hasta que denuncie tu brazo a la
posteridad, tus valentías a todos los que han de venir" (Sal. 71:9,17-18).
David sentía la necesidad 780 de precaverse contra los males que acompañan a la
senectud. 1JT 172, 173 (1864).
Provisión Para El Empleo De Los Medios Que Han Sido
Confiados. El Hno. L es mayordomo de Dios. Se le han con
fiado medios y debería comprender su deber de darle a Dios las cosas que son de
Dios. No debería dejar de entender lo que el Señor requiere de él. Mientras
vive y está en su sano juicio, debería aprovechar la oportunidad de decidir el
destino de la propiedad que Dios le ha confiado, en lugar de dejarla para que
otros la usen y dispongan de ella después de su muerte. 2T 675 (1871).
No Dejen Cabos Sueltos. El Hno. L debería poner en orden todos sus asuntos, y no dejar cabos
sueltos. Es su privilegio ser rico en buenas obras y poner para sí mismo un
buen fundamento para el porvenir, de manera que pueda echar mano de la vida
eterna. No le conviene seguir las sugerencias de su juicio vacilante. Debería
buscar el consejo de hermanos de experiencia y procurar la sabiduría de Dios
para que pueda terminar bien su obra. Debería estar ahora mismo proveyéndose
con todo fervor de "bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que
no se agote". 2T 676 (1871).
No Debería Ponerse A Un Lado A Los Obreros De Edad. Se debería manifestar el más tierno interés hacia aquellos cuya vida
está vinculada con la obra de Dios. A pesar de sus muchas enfermedades, estos
obreros todavía disponen de talentos que los califican para ocupar su lugar.
Dios quiere que desempeñen cargos directivos en su obra. Han permanecido fieles
en medio de tormentas y pruebas, y se encuentran entre nuestros más valiosos
consejeros.
No perdamos de vista el hecho de que en lo pasado
estos fervorosos luchadores lo sacrificaron todo para impulsar la obra. El
hecho de que hayan envejecido y peinen canas en el servicio de Dios, no es
razón para que dejen de 781 ejercer una influencia superior a la de hombres que
tienen mucho menos conocimiento de la obra y mucha menos experiencia en las
cosas divinas.
Aunque desgastados e incapaces de llevar las
pesadas responsabilidades que hombres más jóvenes pueden llevar, su valor como
consejeros es del orden más elevado. Han cometido errores, pero han adquirido
sabiduría como consecuencia de sus fracasos; han aprendido a evitar
equivocaciones y peligros, y, ¿no son acaso competentes para dar sabios
consejos? Han soportado la prueba y la tribulación, y aunque han perdido algo
de su vigor, no deberían ser puestos a un lado por obreros menos experimentados
que saben muy poco del trabajo y la abnegación de estos pioneros. El Señor no
los pone a un lado. Les proporciona gracia y sabiduría especiales. 7T 287, 288
(1902).
Deben Ser Honrados Y Respetados. Los ancianos portaestandartes que todavía viven, no deberían ser
puestos en situación difícil. Los que sirvieron al Maestro cuando la obra era
ardua, que soportaron pobreza y permanecieron fieles a la verdad cuando eran
pocos en número, deben ser honrados y respetados siempre. Se me ha instruido
para que diga: Todo creyente debe respetar a los ancianos pioneros que han
soportado pruebas, dificultades y privaciones. Son obreros de Dios y han
desempeñado un papel prominente en la edificación de su obra. 7T 289 (1902).
Hay Que Tratarlos Como Si Fueran Padres Y Madres. Mientras los portaestandartes de edad avanzada permanecen en el campo,
los que reciben el beneficio de sus labores deberían atenderlos y respetarlos.
No los recarguéis con preocupaciones. Apreciad su consejo y sus palabras de
orientación. Tratadlos como padres y madres que han soportado el peso del
trabajo. Los obreros que en el pasado se han anticipado a las necesidades de la
causa realizan una obra noble cuando, en lugar de llevar ellos mismos todas las
782 cargas, las depositan sobre los hombros de hombres y mujeres jóvenes, y los
educan como Elías educó a Eliseo. 2MS 260 (1900).
Consejo A Los Obreros Evangélicos Ancianos Y Probados. Quiera Dios bendecir y sostener a los obreros ancianos y probados.
Quiera el Señor ayudarles a ser sabios para preservar sus facultades físicas,
mentales y espirituales. El Altísimo me ha instruido para que diga a los que
han dado su testimonio en los primeros días del mensaje: "Dios les ha dado
la facultad de la razón, y quiere que comprendan y obedezcan las leyes que
tienen que ver con la salud. No sean imprudentes. No trabajen excesivamente.
Dediquen tiempo a descansar. Dios quiere que permanezcan en su sitio y que
hagan su parte para salvar a hombres y mujeres de ser arrastrados por la
poderosa corriente del mal. Quiere que tengan puesta la armadura hasta que él
les diga que la pongan a un lado. Falta poco para que reciban su recompensa".
7T 289 (1902).
El Mayor Peligro. Se me ha pedido que diga a mis hermanos de edad que anden en humildad
con Dios. No seáis acusadores de los hermanos. Debéis llevar a cabo la obra que
os ha sido asignada, bajo la dirección del Dios de Israel. La tendencia a la
crítica es el peligro más grande que afrontan muchos. Los hermanos a quienes os
sentís tentados a criticar son llamados a llevar responsabilidades que
posiblemente vosotros no podéis soportar; pero podéis ser sus ayudadores.
Podéis prestar un gran servicio a la causa si queréis hacerlo, utilizando
vuestra experiencia adquirida en el pasado en relación con el trabajo de otros.
El Señor no ha encomendado a ninguno de vosotros la tarea de corregir y
censurar a vuestros hermanos. Ev 82, 83 (1907).783
Mente Carácter Y Personalidad 2 (EGW).
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