Una ley en los mundos intelectual y espiritual.
Hay una ley de la naturaleza intelectual y espiritual según la cual modificamos nuestro ser mediante la contemplación. La inteligencia se adapta gradualmente a los asuntos en que se ocupa. Se asimila lo que se acostumbra a amar y a reverenciar. -CS 611 (1888).
Contemplar el mal corrompió a los antediluvianos.
Al contemplar el mal, los hombres fueron cambiados a su semejanza, hasta que Dios no pudo soportar su maldad por más tiempo, y fueron barridos por el diluvio. -FE 422,1896.
Transformados para lo mejor.
Mirando a Jesús obtenemos vislumbres más claras y distintas de Dios, y por la contemplación somos transformados. La bondad, el amor por nuestros semejantes, llegan a ser nuestro instinto natural. Desarrollamos un carácter que será la copia del carácter divino. Creciendo a su semejanza, ampliamos nuestra capacidad de conocer a Dios. Entramos cada vez en mayor relación con el mundo celestial, y llegamos a poseer un poder creciente para recibir las riquezas del conocimiento y la sabiduría de la eternidad. -PVGM 289, 290 (ed PP); 250 (ed ACES) (1900).
Transformados para lo peor.
Por medio de la contemplación nos transformamos. Pero como esos sagrados preceptos en los cuales Dios reveló a los hombres su perfección y santidad son tenidos en poco y el espíritu del pueblo se deja atraer por las enseñanzas y teorías humanas, nada tiene de extraño que en consecuencia se vea un enfriamiento de la piedad viva en la iglesia. El Señor dice: "Dejáronme a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas" (Jeremías 2: 13).-CS 532 (1911).
La vida cambia por el mirar.
La Palabra de Dios es una lámpara para nuestros pies y una luz para nuestra senda. "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (Sal. 119: 11). El corazón preocupado con la Palabra de Dios es fortalecido contra Satanás. Los que hacen de Cristo su compañero diario y su amigo familiar sentirán que los poderes de un mundo invisible los rodean completamente, y mirando a Jesús llegarán a ser semejantes a su imagen. Contemplándolo llegan a ser transformados según el modelo divino; su carácter es suavizado, refinado y ennoblecido para el reino celestial. -4T 616 (1881).
Percepción selectiva.
Dios no desea que escuchemos todo lo que se puede oír, o miremos todo lo que se puede ver. Es una gran bendición cerrar los oídos para no oír, y los ojos para no ver. La mayor ansiedad debería ser tener una visión clara para discernir nuestras propias limitaciones y un oído atento para captar toda reprensión e instrucción necesarias, no sea que por nuestra falta de atención y nuestro descuido las dejemos escapar y lleguemos a ser oidores olvidadizos y no hacedores de la obra. -1T 707, 708 (1868).
Mantener los poderes de la percepción alerta.
Si se le pide que asista a una reunión del concilio, pregúntese si sus facultades de percepción están en condiciones apropiadas para pesar la evidencia. Si no está en condiciones apropiadas, si su cerebro está confundido, no tiene derecho de tomar parte en la reunión. ¿Es usted indócil? ¿Es su temperamento dulce y fragante, o está perturbador y es desagradable de modo que sea conducido a tomar decisiones apresuradas ¿Siente como que le gustaría pelear con alguien? Entonces no vaya a la reunión; porque si va seguramente deshonrará a Dios. Tome un hacha y corte leña o realice algún ejercicio físico hasta que su espíritu sea suave y fácil de recibir una súplica. Tan ciertamente como su estómago está creando una perturbación en su cerebro, sus palabras crearán un disturbio en la asamblea. Se producen más dificultades por órganos digestivos perturbados de lo que muchos perciben. -MM 295 (1900).
Los hábitos físicos controlados por la conciencia influyen sobre la percepción.
Los que quieran tener mentes despejadas para discernir las estratagemas de Satanás deben poner sus apetitos físicos bajo el dominio de la razón y de la conciencia. La acción virtuosa y vigorosa de las facultades superiores de la mente es esencial para la perfección del carácter cristiano. Y la fuerza o debilidad de la mente tienen mucho que ver con nuestra utilidad en este mundo y con nuestra salvación final. -RH, 8 de sept. de 1874; MJ 235.
El ejercicio mejora la percepción.
El cerebro y los músculos deben utilizarse proporcionalmente si se quiere conservar la salud y el vigor. Los jóvenes pueden entonces aportar al estudio de la Palabra de Dios una percepción sana y nervios bien equilibrados. Tendrán pensamientos saludables y podrán retener las cosas preciosas deducidas de la Palabra. Se asimilarán sus verdades y como resultado tendrán fuerza intelectual para discernir lo que es verdad. Luego, según la ocasión lo requiera, podrán dar, con mansedumbre y temor, a todo aquel que lo demande, razón de la esperanza que hay en ellos. -2JT 446 (1900).
Aumentando la perfección se aumenta la percepción.
Cuanto más se acerca el hombre a la perfección moral, tanto más delicada es su sensibilidad, tanto más vivo su sentimiento del pecado y tanto más profunda su simpatía por los afligidos. -CS 626 (1911).
El dolor debilitó la percepción de María.
Entonces ella se apartó, hasta de los ángeles, pensando que debía encontrar a alguien que le dijese lo que habían hecho con el cuerpo de Jesús. Otra voz se dirigió a ella: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas?" A través de sus lágrimas, María vio la forma de un hombre, y pensando que fuese el hortelano dijo: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré". -DTG 734 (1898).
Percibió a Jesús por su voz.
Pero ahora, con su propia voz familiar, Jesús le dijo: "¡María!" Entonces supo que no era un extraño el que se dirigía a ella y, volviéndose, vio delante de sí al Cristo vivo. En su gozo, se olvidó que había sido crucificado. Precipitándose hacia él, como para abrazar sus pies, dijo: "¡Rabboni!". -DTG 734 (1898).
El apetito disminuye las facultades de percepción.
El Redentor del mundo sabía que la complacencia del apetito estaba produciendo debilidad física y disminuyendo las facultades de percepción de modo que no se puedan discernir las cosas sagradas y eternas. El sabía que la complacencia propia estaba pervirtiendo las facultades morales y que la gran necesidad del hombre era la conversión tanto del corazón, la mente y el alma, como de una vida de complacencia propia a una de negación y sacrificio propios. -Carta 158, 1909; MM 264.
El pecado ofusca nuestras percepciones.
El pecado entenebrece nuestras mentes y ofusca nuestras percepciones. Cuando el pecado es eliminado de nuestro corazón, la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo, que ilumina su Palabra y es reflejada por la naturaleza, declarará en forma más y más cabal que Dios es "misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad" (Éxodo 34: 6). En su luz veremos luz, hasta que la mente, el corazón y el alma estén transformados a la imagen de su santidad. -MC 370 (1905).
Las facultades de percepción se oscurecen.
El orgullo, el amor a sí mismo, el egoísmo, el odio, la envidia y los celos han oscurecido los poderes de percepción. -2T 605 (1871).
Cómo afrontó Cristo las percepciones enturbiadas por el pecado.
Cristo se rebajó hasta revestirse de la naturaleza humana, a fin de alcanzar a la especie caída y elevarla. Pero la mente de los hombres había sido obscurecido por el pecado, sus facultades estaban embotadas y sus percepciones enturbiadas, de manera que no podían discernir su carácter divino debajo del manto de la humanidad. Esta falta de aprecio de parte de los hombres obstaculizó la obra que él deseaba realizar por ellos; y a fin de dar fuerza a su enseñanza se vio con frecuencia en la necesidad de definir y defender su posición.
Refiriéndose a su carácter misterioso y divino, trató de encauzar su mente hacia pensamientos que fuesen favorables al poder transformador de la verdad. Además, empleó las cosas de la naturaleza con las cuales estaban familiarizados, para ilustrar las verdades divinas. El terreno del corazón quedó así preparado para recibir la buena semilla. Hizo sentir a sus oyentes que sus intereses se identificaban con los suyos, que su corazón simpatizaba con ellos en sus goces y aflicciones. Al mismo tiempo vieron en él la manifestación de un poder y una excelencia que superaban en mucho a los que poseían los rabinos más alabados.
Las enseñanzas de Cristo se caracterizaban por su sencillez, una dignidad y un poder hasta entonces desconocidos para ellos, y exclamaron involuntariamente: "Nunca ha hablado hombre así como este hombre" (Juan 7: 46). El pueblo le escuchaba gustosamente. -2JT 344, 345 (1889).
Las pasiones incontroladas dañan las facultades de percepción.
Las pasiones inferiores deben ser estrictamente vigiladas. Las facultades de percepción son maltratadas, terriblemente maltratadas, cuando se da rienda suelta a las pasiones. Cuando uno se deja dominar por las pasiones, la sangre, en vez de circular por todo el cuerpo, con lo que se alivia el corazón y se aclara la mente, se concentra en cantidades indebidas en los órganos internos. El resultado es la enfermedad. El hombre no puede ser sano hasta que vea el mal y lo remedie. -CH 587 (1900).
Se puede educar la mente para aceptar el pecado.
Antes que el cristiano peque abiertamente, se verifica en su corazón un largo proceso de preparación que el mundo ignora. La mente no desciende inmediatamente de la pureza y la santidad a la depravación, la corrupción y el delito. Se necesita tiempo para que los que fueron formados en la semejanza de Dios se degraden hasta llegar a lo brutal o satánico. Por la contemplación nos transformamos. Al nutrir pensamientos impuros en su mente, el hombre puede educarle de tal manera que el pecado que antes odiaba se le vuelva agradable. -PP 490 (1890).
Las facultades llegan a ser juguetes del enemigo.
Dios no da permiso al hombre para violar las leyes de su ser. Pero el hombre, al ceder a las tentaciones de Satanás complaciéndose en la intemperancia, pone las facultades superiores bajo el dominio de los apetitos y pasiones animales. Cuando éstos logran ascendiente, el hombre, que fue creado poco inferior a los ángeles, con facultades susceptibles del más elevado cultivo, se entrega al control de Satanás, y éste tiene fácil acceso a aquellos que están esclavizados por los apetitos. Por causa de la intemperancia, algunos sacrifican una mitad, y otros los dos tercios, de sus facultades físicas, mentales y morales, y se hacen juguetes del enemigo. RH, 8 de sept. de 1874; MJ 234.
Consejo a alguien que imaginaba tener un daño inexistente.
La Hna. D ha sido engañada en algunas cosas. Ella pensó que Dios le dio instrucción en un sentido especial, y ambos han creído y actuado de acuerdo con esto. El discernimiento que ella pensó que poseía en un sentido especial es un engaño del enemigo. Ella por naturaleza es rápida para ver, rápida para comprender y rápida para prever, y es de una naturaleza muy sensible. Satanás ha aprovechado estos rasgos de carácter y los ha descarriado a ambos.
Hermano D, usted ha sido un esclavo por bastante tiempo. Mucho de lo que la Hna. D pensó que era discernimiento ha sido celos. Ella ha estado dispuesta a considerar todo con ojos celosos, a tener sospechas, imaginando el mal, desconfiando de casi todas las cosas. Esto produce desdicha mental, desaliento y dudas, donde deberían existir la fe y la confianza. Estos indeseables rasgos de carácter encaminan sus pensamientos por un canal tenebroso, donde se complace en anticipar el mal, mientras un temperamento altamente sensible la conduce a imaginar la negligencia, el desprecio y el daño, cuando no existen... Estos rasgos de carácter desdichados, junto a una voluntad fuerte y decidida, deben ser corregidos y reformados, o eventualmente lograrán que ambos sufran el naufragio de su fe. 1T 708, 709 (1868).
No nos espaciemos en el poder de Satanás.
Contemplando es como somos transformados. Espaciándonos en el amor de Dios y de nuestro Salvador, admirando la perfección del carácter divino y apropiándonos la justicia de Cristo por la fe, hemos de ser transformados a su misma imagen. Por lo tanto, no reunamos todos los cuadros desagradables, las iniquidades, las corrupciones y los desalientos, evidencias del poder de Satanás, para grabarlos en nuestra memoria, para hablar de ellos y lamentarlos hasta que nuestra almas estén llenas de desaliento. Un alma desalentada está en tinieblas, y no sólo deja de recibir ella misma la luz de Dios, sino que impide que llegue a otros. Satanás se deleita viendo los cuadros de los triunfos que obtiene al restar fe y aliento a los seres humanos. -2JT 341, 342 (1889).
La influencia del ambiente.
Cuanto más tiempo esté el paciente afuera, menos cuidados exigirá. Cuanto más alegre sea la atmósfera en que se encuentre, más esperanzado estará. Por muy elegantemente amueblada que esté la casa, al estar encerrado en ella se volverá irritable y sombrío. Ponedlo en medio de las bellezas de la naturalezas donde pueda ver crecer las flores y oír cantar a los pajarillos, y su corazón prorrumpirá en cantos que armonicen con los de las aves. Su cuerpo y su mente obtendrán alivio. La inteligencia se le despertará, la imaginación se le avivará, y su mente quedará preparada para apreciar la belleza de la Palabra de Dios.-MC 204 (1905).
El ambiente afecta la experiencia.
Se me mostró entonces a una jovencita... que se había apartado de Dios y estaba envuelta en tinieblas. Dijo el ángel. "Ella corrió bien por un tiempo; ¿qué la estorbó?" Se me indicó que mirara hacia atrás y vi que fue un cambio de ambiente. Ella se estaba asociando con jóvenes como ella misma, quienes estaban llenos de hilaridad y alegría, orgullo y amor al mundo. Si hubiera tomado en cuenta las palabras de Cristo, no hubiera necesitado ceder ante el enemigo. "Velad... y orad, para que no entréis en tentación". La tentación puede estar a nuestro alrededor, pero esto no nos obliga a entrar en tentación. La verdad tiene muchísimo valor. Su influencia tiende no a degradar sino a elevar, refinar, purificar y exaltar a la inmortalidad y al trono de Dios. Dijo el ángel: "¿Quieres tener al mundo o a Cristo?"
Satanás presenta al mundo con sus encantos más seductivos y lisonjeros a los pobres mortales, y ellos lo contemplan, y su brillo y oropel eclipsan la gloria del cielo y de esa vida que es tan duradera como el trono de Dios. Una vida de paz, de felicidad, de gozo indecible, que no conocerá el pesar, la tristeza, el dolor o la muerte, es sacrificada por una corta vida de pecado. -2T 1001 101 (1868).
Mirar modela la personalidad.
Lo que vieron sus ojos y oyeron sus oídos pervirtieron su corazón. -4T 108 (1876).
Las percepciones se confunden al elegir las ventajas temporales.
Lot escogió a Sodoma como lugar de residencia porque se preocupó más de las ventajas temporales que iba a lograr que de las influencias morales que lo rodearían a él y a su familia. ¿Qué ganó en lo que a las cosas de este mundo se refiere? Fueron destruidas sus propiedades, algunos de sus hijos perecieron en la destrucción de la impía ciudad, su esposa se convirtió en una estatua de sal por el camino, y él mismo se salvó "así como por fuego". Y no terminan aquí los malos resultados de su elección egoísta; la corrupción moral del lugar estaba tan entretejida con el carácter de sus hijos, que no pudieron distinguir entre el bien y el mal, el pecado y la rectitud. -ST, 29 de mayo de 1884; MJ 417.
Las percepciones oscurecidas para las realidades eternas.
A los que han usado mal los medios dedicados a Dios se les exigirá dar cuenta de su mayordomía. Algunos han tomado egoístamente esos medios por su amor a la ganancia. Otros no tuvieron una conciencia sensible; llegó a estar cauterizada por el egoísmo por largo tiempo acariciado... Sus mentes han corrido por tanto tiempo en un canal bajo y egoísta que no pueden apreciar las cosas eternas. No valoran la salvación. Parece imposible elevar sus mentes hasta apreciar correctamente el plan de salvación o el valor de la expiación. Los intereses egoístas han acaparado el ser entero; como un imán han capturado la mente y los afectos, y los han mantenido en un nivel bajo. Algunas de estas personas nunca alcanzarán la perfección del carácter cristiano porque no ven el valor y la necesidad de tener tal carácter. Sus mentes no pueden ser elevadas de modo que queden embelesadas con la santidad. El amor a sí mismo y los intereses egoístas han distorsionado de tal manera el carácter que no pueden distinguir lo sagrado y eterno de lo común. -2T 519, 520 (1870).
Lo que aviva las percepciones.
Cuando los corazones son purificados del egoísmo y del egocentrismo, están en armonía con el mensaje que Dios les envía. Las percepciones se avivan, la sensibilidad se refina. Las cosas similares se aprecian entre sí. "El que es de Dios, las palabras de Dios oye" (Juan 8: 47).-5T 696 (1889).
(Mente, Carácter y Personalidad 1 de E.G. de White)
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